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***

—No he venido aquí por gusto, como has de saberlo.

—Sí. Y realmente no es necesario que lo expreses en palabras. Ambos conocemos ese hecho.

Giró su rostro hacia su espalda para ver a Cathy, quien se encontraba a metros de distancia centrando su atención en la tabla de notas que había tenido en su regazo, otorgándoles la privacidad que necesitaban.

—¿Qué necesitas? —preguntó cuando le pareció que el silencio transcurrió eterno, no era el mejor momento para querer verlo al rostro, mucho menos después de que intentaba alejarse de Max, y por obvias razones, también de él.

—Necesitamos dejar las cosas claras de una vez.

Sus ojos se levantaron con curiosidad a su dirección. El viento revolvía su cabello mientras analizaba sus iris que le recordaban a las dunas de arena.

—¿Qué cosas?

—No finjas que no lo sabes. Sé que te gusta Max.

No permitió que su reacción cambiara porque ya había considerado esa opción hace mucho tiempo, por eso que Daniel lo supiera no era algo que lo sorprendiera, al menos no ahora, que buscaba alejarse de ambos.

—¿Y hay algún problema con eso..?

—Sabes que sí. Y tristemente para ti, debes de apartarte de ahora en adelante.

—Por un momento, llegué a considerar que en realidad venías a disculparte por el golpe que me diste la otra noche. No me sorprende que quieras volver a hacer intentos para que esté lejos de él.

—Me alegra que sea algo que ninguno desconozca —sonrió, pero el más bajo se percató que no había brillo en sus ojos. Una vez que miró el panorama de la serie de árboles que los rodeaba sobre el campus de su escuela, Daniel se acercó al tronco y se dejó caer sobre sus raíces—. Supongo que la notoria distancia con Max tiene alguna explicación, ¿cierto?

—Si la hay o no, no necesitas que te diga la respuesta a ti, solo a Max.

—Y sin embargo, sí la necesito.

Sergio apartó la mirada cruzándose de brazos.

—Si viniste a hacerme perder el tiempo pronto iniciará mi entrenamiento. No voy a hablar de cosas innecesarias...

—Max y yo vamos a intentar las cosas, Sergio.

Su corazón dio un salto que lo percibió hasta en su garganta buscando escapar. Apretando el agarre sobre el músculo de sus brazos, analizó la mirada penetrante que Daniel dejaba reposar sobre su rostro.

—Estás mintiendo.

—¿Por qué lo haría?

—Clara está la razón. Tu más suplicante deseo siempre ha sido que no me junte con Max, y si fuera posible, que nunca vuelva a hablar con él. ¿Por qué creería las palabras de una persona que siempre está buscando las cosas a su favor? No te importa si pasas por encima de la gente o si eres traicionero, siempre eres egoísta. Y aunque Max no pueda verlo, a mí no me gusta pasar esas cosas por alto.

—¿Por qué piensas eso de mí, Sergio? —a pesar de que le sostenía la mirada, soltó un resoplido de resignación—. Nunca he sido traicionero, al menos jamás con las personas que me importan. Y creo que obtienes la respuesta simplemente con el hecho de que Max y yo jamás hemos tenido problemas. Él no es alguien a quien le guste rodearse de personas interesadas y mucho menos engañosas. Así que dime, Sergio. ¿Qué argumento tienes para acusarme de eso?

King of your Heart ; ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora