2. Growing up

1K 127 93
                                    

Cuando Checo tenía once años decidió que además del karting, también le apasionaba el futbol, así que se inscribió al equipo de la escuela primaria y después de unos meses se volvió el capitán. Lo mejor de entrenar después de la escuela no era que convivía ahora con sus nuevos amigos del equipo, entre ellos Charles, Carlos y Lance, sino que también su mejor amigo iba a verlo practicar en sus entrenamientos.

Así que cuando entrenaba regularmente se encontraba buscando a una persona entre las gradas, y cuando veía al niño rubio, de ojos como el cielo y sus mejillas sonrosadas por el sol, las pupilas del mexicano resplandecían emocionadas y entrenaba con mejor rendimiento.

¿Ya había dicho que quería mucho a su vecino Max?

—¿Qué vamos a hacer hoy después de la escuela? —Charles fue el primero en hablar cuando cruzaron el portón de salida aquel día de verano.

El día de hoy no tenían entrenamiento, por lo que aún vestían con su uniforme escolar. Sin embargo, ahora que cruzaban la salida después de un día tan ajetreado, todos tenían un aspecto desaliñado.

Carlos tenía la corbata verde oscuro desatada rodeando su cuello, Lance tenía la camisa blanca fuera del pantalón de vestir, Charles ni siquiera tenía el chaleco puesto, ¿y Checo? Ni se diga, porque parecía que un ave había tenido un duelo efusivo con su cabello, pues cuando estaba jugando fútbol en el receso, su uniforme quedó salpicado de tierra cuando se cayó, por lo cual, el color pino y el amarillo mostaza que destacaban el color de la institución, estaban opacados por la suciedad.

Aún así se veía reluciente, y a ojos de Lance, Checo siempre destacaba.

—Yo no tengo nada que hacer —contestó Carlos—. Para mi buena suerte, tengo todo el día libre.

—Mi papá me dijo que tenía que llegar a casa antes de las siete para tomar un avión a Madrid.

—Me gustaría tener esas ocupaciones.

—Son las doce, Lance —le recordó Charles antes de caminar y hablar con frustración—. Es nuestro último año en la escuela, chicos, debemos aprovecharla creando más recuerdos, divertirnos, salir más, ¡pasar más tiempo juntos...!

—Lo dices como si no fuéramos a inscribirnos los cuatro el próximo año al Royalty School —reclamó el nombrado poniendo los ojos en blanco.

Un grupo de niñas que estaban a un costado de la avenida se detuvieron de su charla para mirarlos. Sergio con su usual distracción ni siquiera lo notó, pero Carlos fue consciente de cómo parpadearon en un intento de coqueteo. Fallido, por cierto, porque Charles y Lance estaban sumidos en aquella discusión.

—¿Y Max? —Carlos iba caminando a la izquierda del mexicano.

—¿Qué tiene? —respondió un confuso Sergio.

—¿Hoy no vino a esperarte a la salida?

Esos dos siempre estaban juntos, por eso cuando Carlos veía un borrón de rojo oscuro en la esquina del portón ya sabía de quién se trataba. El uniforme escolar de su institución resaltaba en contraste con el de ellos.

—No, le dije que no era necesario que viniera, como no íbamos a tener entrenamiento no tenía caso.

—Espero que no se ponga triste tu amigo. Ni siquiera sé de donde obtiene la disposición de sentarse en las gradas del campo con este calor aborrecible.

—Me dijo que como no iba a venir a esperarme hoy debido a que no había entrenamiento, iría con sus amigos a practicar golf al club de Norris.

—Qué agradable de su parte invitarnos.

King of your Heart ; ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora