7. Falling Apart

743 106 31
                                    

Lo que fueron los días siguientes se dedicó a evitar a diestra y siniestra lo más que podía a Verstappen. Ni siquiera en sus entrenamientos juntos en la escudería hablaban, no iba a su casa a visitarlo y en sus clases compartidas había tomado un asiendo lo más cercano a la pizarra para estar lejos de él.

Cuando Max asistía a su hogar, Checo les decía a sus padres tras la pared oculto que admitieran que no se encontraba en casa, ignorando el pesar de ser un pobre mentiroso. En los descansos desaparecía del comedor de la cafetería y con él sus amigos. Todo estaba extraño, algo había cambiado, pero Max no sabía qué era lo que había sucedido.

Sabía cien por ciento que él no había hecho nada malo. En su cabeza consideraba que Checo solo necesitaba tiempo para estar en soledad con sus amigos y volver a hablar con Max cuando se sintiera mejor. Pensó con ilusión que cuando el señor Antonio o la señora Marilú admitían bajo el umbral que su hijo no se encontraba, era porque había salido o estaba muy ocupado aquellos días.

Max sin darse cuenta estaba evitando ver la realidad para no hallar la situación que había causado. Así que mientras ingería su comida en la cafetería junto a  Daniel, sentía que ya nada era como antes.

Sus problemas con el australiano los pudieron resolver al mismo día. Una vez que Max fue a buscarlo y Daniel lloró por su rechazo apoyándose sobre su pecho para reclamarle un par de cosas, finalmente solucionaron las inconformidades. Por alguna razón, el australiano sintió un alivio invasivo cuando su amigo lo encontró y este no podía sino remarcar que su sitio en su vida permanecía en un lugar importante, pero si Daniel estaba de acuerdo en olvidarse de sus sentimientos para preservar su amistad por encima de todo, seguirían juntos.

Porque Max no necesitaba estar enamorado de Sergio, ni siquiera necesitaba estar enamorado de alguien más; sabía como conocía su propio nombre que su único vínculo atado a Daniel siempre sería el de una amistad de hermanos.

De esa manera, el australiano con el pasar de los días se distraía buscando chicos y chicas con la mirada, pero ¿la verdad? era difícil. ¿Cómo olvidabas a alguien de quien estuviste enamorado la mitad de tu infancia? Aunque era el tema más predominante de su ser, sabía que le costaría tiempo y esfuerzo, pero sobre todo, que no iba a ocurrir de la noche a la mañana.

No iba a negar que sentía satisfacción al no tener a Sergio cerca en esos días para llevar con gracia su propio duelo. Consideraba la idea de que si ya no iba a tener a Max para él y Sergio ya no iba a estar en el camino, le iba a resultar más fácil aceptar que su amigo estuviera con otra persona que no fuera el mexicano.

Tenía un horrible pensamiento. Lo sabía.

Pero lo que pasaba por su mente es que no quería detenerse a pensar en todas las características que tenían similares y diferentes. Porque Daniel y Sergio habían estado desde un principio en su infancia, habían jugado con Max, iban a la misma escuela e incluso, Daniel podía resolver que era más guapo. Entonces, si tenían cientos de cosas similares..., ¿por qué Max no lo habían escogido a él? ¿Por qué Sergio sí y él no?

No lo comprendía; prefiriendo que el rubio estuviera con otra persona.

—Que no esté aquí ahora no significa que no estará nunca —se enfatizó en recordar el chico del otro lado de la mesa, tomando una cucharada de consomé en su boca—. Puedo ver esa sonrisa que tienes y es malvada. Deja de pensar en eso.

Daniel rodó los ojos.

—Seguro tu amado amigo está con alguna chica en los baños de damiselas vete a saber qué haciendo.

—El único trabajo que está haciendo Checo en este momento es evitarme. Y créeme, sé que lo que menos haría sería invadir los baños de las chicas —bebió de la botella de agua a un costado—. Y también detente con eso.

King of your Heart ; ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora