16. Punishment

655 63 17
                                    

—¡Ay! Por favor mamá, solo son cuatro días.

—Cuatro días —dijo ella, con sus brazos cruzados, rodeando toda la sala de estar con sus ojos pero sin buscar nada en específico—. ¿Cuánto tiempo más buscabas? Dile algo, Antonio.

—Checo, deja de molestar a tu madre.

—No me iba a quedar de brazos cruzados sin hacer nada —informó indispuesto a cambiar de opinión.

—¡Son tus amigos, Sergio! Los conoces desde que tienes cinco años, ¿cómo vas a meterte en problemas con ellos?

—Daniel estaba golpeando a Max, ¿es motivo suficiente?

—Max... —ella asintió con un tinte de desesperación—. ¿El mismo chico que dijiste que no le abriera la puerta de la casa nunca más? ¿No estaban peleados?

—Nos reconciliamos hace unos días—el suspiro de fastidio que escapó de su boca sin ser consciente, puso a su madre de peor humor.

—No puedes hacer esto. Agradece que asistes a una escuela privada y que se puede mantener el orden, pero piensa por favor, no puedes darle esta imagen a la escudería que vas a representar, no hemos sacrificado tanto tu padre y yo para que en cualquier momento lo eches a perder —sus ojos eran fibrosos, de hielo—. Mucho menos por algo que pueden solucionar de formas más apropiadas.

—Si golpearan a Max de nuevo frente a mí, lo volvería a hacer sin dudarlo —se alejó las compresas frías de ambas mejillas para hacer más hincapié en su desacuerdo—. No me voy a arrepentir de defenderlo.

—Ni siquiera... —los ojos de su madre buscaron los de su padre para encontrar apoyo, antes de cambiar de opinión—. ¿Qué vas a saber tú acerca de golpear a alguien?

El chico se puso colorado.

—¿Me estás regañando o humillando?

—No es de esta forma en la que te he educado, no es así como solucionas las cosas, Sergio.

—Mamá...

—Que sea la última vez que me entero de un incidente como este —lo interrumpió levantando ambas manos al aire sin dejarlo hablar—. No quiero problemas cuando estás a punto de hacer tu debut, cuando tienes a los medios acechando, buscando por alguna noticia que pueda afectarte en un futuro. ¿Crees que por ser mexicano te van a dar más facilidad? La gente se quiere comer el mundo allá afuera, y no se va a detener por ti.

—Al menos si vas a golpear a alguien, tienes qué saber cómo hacerlo, hijo —su padre Antonio decidió expresarse—. Hay veces que alguien necesita un merecido, pero tú debes de ser más inteligente en dónde y cómo hacerlo.

—¿Acaso estás dándole un consejo para que recurra a la violencia? —su madre se vio más desesperada—. Todos los hombres son iguales, recurren a los golpes para ver quién la tiene más grande.

—¡Mamá! —acusó Sergio, frunciendo el ceño.

—Silencio —extendió la mano al frente, colocando la palma hacia el cielo—. Dame tu teléfono.

—No me vas a castigar con eso... —ante la insistencia de su mirada y sin moverse ni un milímetro, siguió—: En unos meses cumpliré dieciocho, mamá, no me puedes castigar así.

—¿Ah, no? Acabas de cumplir los diecisiete —recordó con los labios apretados—. Y mientras seas menor de edad... no, mientras sigas viviendo en esta casa, vas a respetar las reglas.

—¿Las reglas de impedir mi libertad?

—Sigue defendiéndote y va a ser peor para ti.

—Hazle caso a tu madre, Sergio —su padre sabía que no iba a cambiar de opinión, más de veinte años de matrimonio no cambiaban la perspectiva de alguien de un día para otro.

King of your Heart ; ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora