6. Little Lies

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El último año en las categorías de karting habían terminado. Lawrence Stroll y el equipo de Aston Martin los estaban preparando para el próximo año ingresar oficialmente a las categorías más altas del automovilismo iniciando por la Formula 2. Max y Checo gozaban de la energía y la adrenalina que les provocaba correr con esos autos cuando después de la escuela se dirigían al circuito para tomar experiencia y aprendizaje. Ese día habían invitado a sus amigos a verlos en el palco del circuito, pues después de súplicas al equipo, por fin Max y Checo habían conseguido aprobación después de cuatro meses donde no habían podido asistir.

Sergio estaba próximo a cumplir sus diecisiete y saber ese hecho solo lo hacía querer comerse las uñas de los nervios ante la incertidumbre de su futuro trabajo en la categoría. Arriba en el palco, sus amigos se abrían en debates y discusiones.

—¿Cuándo crees que Max se le confiese a Checo? —era Carlos, teniendo una conversación con Charles.

—Quién sabe... ¿Has visto cómo lo oculta ante él? A nosotros nos parece obvio, pero además de que Checo es distraído, con él siempre aparenta. Siempre remarcando a diestra y siniestra que son mejores amigos y que eso nunca va a cambiar. Hasta este punto, ya no sé que estará pensando Checo.

—La otra vez que Lewis estaba viendo el partido de fútbol junto a Max, este se acercó a unas chicas y les dijo: "¿Ves el número 11? Que te quede claro, él es mi chico".

—Estás bromeando —Charles se llevó una mano a la boca.

—Lewis me lo juró. Se lo tenía bien escondido Max, pero tan pronto inició el año ha estado marcando indirectamente a Checo como perro en celo.

—¿Les sorprende? —George que estaba escuchando su conversación los interrumpió—. Yo lo supe el primer año al segundo día cuando entramos al Royalty, exactamente después de salir de clase a los diez minutos para las doce. Lo vi justamente después de un entrenamiento de mediodía donde Checo se sacó la playera y lo observó a través del campo con una determinación que pudo haberle fundido los sesos. Teníamos.. ¿trece años? No lo sé. Pero sí, siempre ha estado coladito por nuestro mexicano.

—Coladito —Carlos empezó a reír de forma estridente—. ¿Me estás copiando las palabras?

—He estado aprendiendo espaniol últimamente.

—Con eso de que tú y Checo se suman en conversaciones en español y con la curiosidad tan característica de George, poco le falta para aprender chino mandarín y lenguajes de señas. De todo se quiere enterar.

—Es solo un chismoso.

—Para tu información sé lo que significa eso y no lo soy. Solo me gusta ser comunicativo.

—Como digas...

—De todas formas. Yo lo supe antes —esta vez los interrumpió Lando, acercando su rostro y colocando los brazos por encima de la espalda de la silla de Charles—. Hace seis años, cuando teníamos diez, lo atrapé en el cuarto de Sergio. No pude darle lógica en ese tiempo, pero después lo entendí. Checo se había quedado dormido después de ver alguna película juntos, y cuando Max supo que estaba perdido en la inconsciencia de sus sueños, lo acomodó, lo arropó, y se inclinó hasta darle un beso en la mejilla de buenas noches. Sin embargo, no se fue. Se puso de rodillas en el suelo mientras un rojo de nerviosismo trepó por sus mejillas, recostando la cabeza sobre la cama para verlo dormir hasta que el mismo Max se quedó dormido.

La cara de George denotaba el espanto.

—No fue algo terrorífico, George, fue tierno. No hay nadie quien le preocupe más a Max que Checo.

King of your Heart ; ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora