Harry

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A Lia le tocaba ir a vigilar a Harry tres veces por semana. La chica estaba segura de que Harry casi la ve más de una vez.

Ese día, como todos los que le toca vigilar a su hermano, Lia llegó temprano a la casa de la señora Figgs. Tomaban el té y la chica seguía a Harry intentando que este no se diera cuenta.

Por alguna razón que Lia desconocía, Harry había estado escondido bajo una de las ventanas de la casa de sus tíos. La chica le restó importancia. Cuando lo descubrieron comenzó a caminar. Lia ya conocía el camino de memoria, siempre que su hermano salía iba por la mismas rutas.

Harry llegó a un parque y se sentó en el único columpio que no estaba roto. Lia pensó que los niños deberían cuidar mejor las cosas públicas.

Horas estuvo el chico sentado allí sin hacer nada. A Lia comenzó a darle pena. Luego apareció su primo con su pandilla. La chica rodó los ojos, ya los había pillado más de una vez golpeando a niños, no entendía como podían ser familiares.

Cuando Harry los vio alejarse los siguió, por ende Lia hizo lo mismo.

En un momento Harry se detuvo sin que Lia se diera cuenta y casi la ve. La chica no entendía porque no podía acercarse a hablarle, pero ya estaba cansada de pelear con Dumbledore.

Una vez se fueron los amigos de su primo, Harry se le acercó. Lia maldijo, sabía que eso traería problemas y tenía razón. Después de una breve discusión, Harry sacó su varita.

Por alguna razón la bajó. Lia volvió a maldecir, esta vez por no poder escuchar lo que decían, pero Harry tenía una cara que Lia no sabía como explicarla, pero si o si su primo había tocado algo.

De pronto el aire se volvió pesado y las estrellas desaparecieron del cielo y por tercera vez Lia maldijo. Había un dementor cerca y lo que era peor, uno estaba atacando a su primo. Lia corrió para ponerse al frente de los chicos y gritó.

-¡Expecto Patronus! -De su varita salió un lobo, el cual atacó al dementor.

-¿Lia? -Preguntó Harry una vez ya no estaban en peligro.

-Hola... -Dijo la chica incómoda. -No tengo tiempo de explicar, tenemos que irnos en caso de que vuelvan.

-Lia. ¿Que haces aquí? -La chica se había acercado a su primo, quien estaba acurrucado en el suelo.

-Ayúdame a levantarlo. -Le dijo a su hermano. -¡Harry!

-Pero...

-Tenemos que irnos y no quiero usar más hechizos cerca tuyo, tu rastreador va a hacer pensar a los del ministerio que fuiste tú quien hizo el hechizo. Así que ayúdame a levantar al idiota de tu primo y vámonos a tu casa.

-¿Hace cuanto que estás aquí? -Preguntó Harry ayudando a levantar a su primo.

-Desde hoy en la mañana, vengo tres veces por semana a vigilarte.

-¿¡Vienes tres veces por semana y no me has saludado ni una!?

-Calmate. Dumbledore dijo que tenía que ser así... Tu primo si que pesa.

-¿Dumbledore te mandó a vigilarme?

-¿Qué esperabas? Después de todo lo que le dijiste al ministro en junio... Te odian más que a mi en el ministerio y eso que yo fui la que dijo que volvió Voldemort. Ya llegamos. -Dijo Lia tocando la puerta. -No me puedo quedar...

-Pero... Necesito tu ayuda, mis tíos van a asesinarme.

-Lo siento, Harry, pero tengo que ir a decirle a Dumbledore lo que ocurrió. Te prometo que si me dejan vengo esta misma noche. -Y con eso dicho la chica corrió a casa de la señora Figg. Allí usó la chimenea y fue a la oficina de Dumbledore.

Lia Potter y la orden del fenix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora