18.- Un desconocido

50 3 16
                                    

Emma:

El corazón me late a toda velocidad.

Esto no es justo.

Yo nunca he dicho que quiero que él sepa lo que siento, no podría, sería horrible.

Y me he quedado callada.

Que tonta.

Las palabras de Barba Verde vienen a mi mente de nuevo: "Tienes los ojos de un villano"

Eso no es cierto, yo no soy la villana de ningún cuento.

Puedo probarlo, estoy intentando salvar al universo.

¡No estás preocupada por el universo! ¡Estás sedienta de venganza!

Tengo que salir de este lugar.

Volteo hacia todas partes, pero creo que me he metido demasiado entre la multitud de personas, muchos de ellos más altos que yo, con olores extraños que no puedo identificar y bailando canciones que en mi vida había escuchado.

Es el planeta de los vicios, eso es un hecho.

Gilbora tenía razón, es un sitio peligroso.

Pero todo se me olvida en cuanto veo la llave, la llave que buscamos para entrar a las oficinas.

Colgada del cuello de un chico que juega a las cartas.

Bueno, por lo menos es mi especialidad.

Me detengo de golpe cuando me doy cuenta de que podré ser muy buena en las cartas, pero no sé qué tan buenos sean ellos.

No sé qué tan bueno sea él.

Y la mesa está llena de hombres.

Doy varios pasos hacia atrás, hasta que choco con alguien que me reclama en un idioma que no conozco.

Por todos los Cedrics, un idioma que no conozco. Ni siquiera sabría identificarlo con el acento de este hombre.

-¡Uṉṉiṭam eṉṉiṭam paṇam illai, aṭappāvi!

Tu abuela, por si acaso.

Espera, si conozco este idioma, pero no sé de dónde.

Debe ser el olor, no me siento bien.

Cuando se voltea para verme a los ojos quedo paralizada. Tiene los ojos de un centelleante color rubí, la nariz respingada y los labios gruesos, la barba puntiaguda es de color carmesí y su cabello revuelto se ve como...

Como...

Hecho a correr, necesito salir de aquí.

Seguro que ese hombre me mira raro porque no lo reconozco. Y al mismo tiempo es como si siempre lo hubiera conocido.

La cabeza, me va a explotar la cabeza.

¿Por qué huele tan mal?

¿Qué estoy haciendo aquí?

-Fräulein, bitte warten Sie! - si conozco ese idioma, es Alemán, hablado en la Tierra, pero no reconozco la voz. No sé si eso me reconforta o me asusta más. - Fräulein, geht es Ihnen gut?

-Ja, danke... - lo pienso mejor, al verlo a los ojos sé que he visto esos ojos, lo sé de verdad. Son verdes oliva, parecen preocupados. Me da la impresión inmediata de que puedo confiar en él - Naja, mir geht es nicht gut, weißt du, wo der Ausgang ist?

-Suchen Sie den Ausgang? - parece confundido, como si nunca hubiera escuchado que alguien quisiera salir de este sitio - Das ist neu! Woher kommen Sie, Fräulein?

Hubo alguna vez un corazón doradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora