Igual que el fuego

54 3 39
                                    


Emma

Una semana y media.

Llevamos una semana y media en este lugar y para ser honesta, empiezo a aburrirme.

Aunque traté de ayudar a Alinole y a White con la porquería que nos mantiene atados aquí, básicamente me mandaron a volar.

-¡Emma! - me había gritado Alinole - ¿Podrías hacerle un favor al universo y retirarte? Creeme, no nos ayudas mucho.

Así que fui a incordiar un poco a mi adorado novio pero dijo que quería salir un rato a caminar.

Luego de escuchar que hubo unos cuantos incendios en el mercado, sospecho que fue a desarrollar su maestría en travesuritis con aquellas niñas pequeñas que querían quemar la guitarra de Jack la otra noche.

Y pensar que al principio no quería ni salir de este lugar por los peligros del exterior.

Ahora la que no quiere salir mucho soy yo, afuera el cielo siempre está gris, las calles si bien son bastante transitadas, debo tener cuidado para no pisar a nadie y, sobre todo, faltan tan solo unas semanas para navidad y aquí no ha caído ni un copo de nieve.

De hecho, hace un calor de los mil demonios.

Y yo necesito distraerme con algo, así que fui muy amablemente con Gil, sin pensar que me la encontraría armando un puzzle junto a Xori y que ambos me dijeran que no estorbara cuando luego de una hora por andar dando brinquitos por todo el cuarto (porque si hay algo que no se me da, esos son los puzzles) me resbalara con un grupo de piezas que ya estaban acomodadas.

Opté por Adri pero cuando pregunté por ella a una enanita que limpiaba la casa me dijo que había salido a pintar el cuadro de unos ancianos.

Así que decidí ayudarla.

¿Saben cuánto tiempo se necesita para que una enana grande y una pequeña limpien una casa que se asea todos los días?

Tan solo media hora.

¿Quién puede limpiar una casa tan grande en solo media hora?

Nosotras.

Envidienme, bitches.

Como seguía aburrida y Jack me había prometido (hace un año, cabe aclarar) que me daría algunas lecciones de guitarra porque a mi me gustaba mucho (pero el muy idiota nunca tiene tiempo para enseñarme) y ahora cualquiera pensaría que tendría algo de tiempo libre, claro que iba a reclamar mis derechos.

Pero no, nuestro apreciado amiguito estaba charlando tranquilamente con el señor Kilton sobre poesía.

No me malinterpreten, me fascina la poesía pero había pasado ya una semana entera escuchando que se habla en verso por todas partes, no es que fuera mi tema favorito en ese momento.

Y tampoco me querían allí.

-¿No le gustaría pasar sus ratos en la biblioteca, señorita Narsgamen? - había dicho el señor Kilton, la manera más caballerosa de decir "aquí sobras", supongo.

¿Saben lo difícil que es encontrar un libro en una biblioteca mágica cuando no tienes magia?

Sí, muy difícil, casi imposible diría yo.

El primer libro que conseguí tomar resultó ser uno con recetas de cocina que estuve apunto de tirar hasta que vi una de las recetas que traía.

La cuchara vuela hasta mi boca y me río abriendo esta bien grande.

Hubo alguna vez un corazón doradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora