24.- Debajo de la tormenta

33 2 30
                                    


Peter: 

-Imposible.

Es lo único que sale de la boca de Alinole cuando termino de decirle mis sospechas.

-Tienes que admitir que de hecho no es una teoría tan alocada.

-Vale, lo admito pero ¿cómo puedes creer que ese buen hombre que no solo nos ofreció su casa, sino que también nos ayudó con la información restante para la misión puede ser el mismísimo Incógnito? Es imposible, Peter.

-Alinole, le hemos confiado todo a ese hombre sin saber quién es.

-Peter, la única razón que tienes para sospechar es una carta, solo eso.

-Bueno, si el señor Kilton no dejó la nota allí ¿quién pudo ser?

-Amigo, creo que eso no es lo más importante - me mira muy serio a los ojos - ¿Qué decía la nota?

-Ya te lo dije - bajo la voz - "Cuidado, hay alguien observando"

-Esa frase nos lleva a dos caminos - comienza en un susurro - Podría ser alguien tratando de confundirlos... o una advertencia.

-¿A qué te refieres con advertencia?

Pero ya sé la respuesta.

-La verdadera pregunta no es quién dejó la nota, Peter. La verdadera pregunta es ¿quién está observando?

Ambos guardamos silencio, sin encontrar una respuesta. Recuerdo lo que Emma me contó sobre Barba Verde y puedo sentir cómo la bilis sube por mi garganta. Podría ser él, podría serlo de verdad pero es imposible.

Estoy a punto de comentarle a Alinole esa parte de la historia que decidí saltar en un principio, más que nada porque no me gusta mucho la información que mi cabeza empezó a recolectar cuando Emma me lo contaba.

Pero algo me detiene, mi corazón late más fuerte de golpe y una serie de escalofríos recorre mi cuerpo entero, obligándome a voltear hacia el fuego.

Ahí está ella, la veo a través de las llamas, jugando con el fuego como si de un juguete se tratara, toma un poco con ayuda de una varita y le da vueltas hasta que se aviva o se apaga por completo. La pequeña llama ilumina la parte inferior de su rostro, dejando sus ojos en oscuridad un segundo. Cuando sopla la llama para apagarla un recuerdo rápido viene a mi cabeza.

-Emma, por todos los Cedrics, por favor bájate de allí - ruego.

La casa de los Hennes tiene una pequeña cocina que tiene una gran ventana junto a la estufa que da al jardín trasero. Una ventana en la que Emma entra a la perfección con las piernas bien dobladas y la espalda pegada al marco. A veces creo que esta casa bien podría estar construida justo para ella pero eso es imposible porque se construyó hace 500 años.

Claro, ha tenido remodelaciones.

Muchas remodelaciones.

Emma mira hacia afuera, sentada en el alféizar, completamente terca ante mi petición. Incluso asoma una de sus manos para sentir el agua que cae del cielo como cascadas. Solo un trueno estrepitoso hace que voltee para ver mi cara de espanto. Automáticamente se le dibuja una sonrisa en los labios tan grande que creo que podría iluminar un planeta entero si quisiera.

-Solo es lluvia, bobo - me salpica con sus dedos mojados - No puede hacerte daño.

-Mejor baja de allí, la señora Hennes se molestará si nota que ha entrado agua a su cocina.

Hubo alguna vez un corazón doradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora