Epílogo

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-¿Recuerdas esto?- le pregunté con ilusión mientras señalaba la foto en una cabaña en Ecuador.

-Amor, claro que me acuerdo, fue donde te pedí que te casaras conmigo- lo miré con amor.

-Pero no fue hasta que llegamos a Chile cuando te di el sí- él bufó.

-Fue desesperante- se sentó a mi lado- creo que tengo tiempo- miró su reloj.

-¿Seguro?- me dio un beso en la frente- sí, además mi guardia no empieza sino en dos horas.

-¿Mañana llegarás bien?

-Estaré ahí puntual, no me perdería su fiesta por nada del mundo, mis padres también van a venir- me acurruqué todo lo que pude contra él.

-Quisiera volver a empezar- toqué la fotografía de nosotros en las ruinas de Machu Pichu.

-Quizás en unos años- suspiró- ahora vivimos nuestra propia aventura en casa.

-En unos meses será por dos- Bryze sonrió como solo él podía.

-Aún no lo puedo creer.

-Ni yo- una lagrimilla traviesa rodó por mi mejilla y Bryze la besó- tus hormonas están haciendo trabajo extra.

-Y que lo digas, mañana lloraré con Siri y Sara.

-Sara dijo que tal vez llegaría un poco tarde, ya sabes, ahora son dos- sonreí y nos quedamos allí tumbados mirando hacia la playa, nuestras manos entrelazadas me daban más seguridad de la que ya sentía.

¡Dios! esto era tan irreal.

-Creo que es hora de ir...

-Mami- alcé la vista para encontrarme con el pequeño Dylan, sus ojos grises estaban decaídos por el sueño reciente, un cuadro lleno de ternura- ya no tengo sueño.

Abrí mis brazos y él corrió a acurrucarse contra mí, sus pequeños bracitos tratando de acoger mi cuerpo.

-Cuidado con mami- Bryze le desordenó el cabello y acarició mi pequeña barriga de seis meses.

-Mami mía- los dos sonrieron, a pesar de que Dylan no llevaba su misma sangre, eran tan parecidos, los amaba a los dos, ellos eran mi vida, mis dos hombrecitos, y en camino venía otro.

-Entonces tienes que cuidarla mientras yo esté fuera- Bryze se desperezó, me dio un beso en la boca y uno en la cabeza a Dylan, se fue arriba a la habitación para darse una ducha y luego a trabajar, miré el camino por donde se había ido y los ojos inexplicablemente se me llenaron de lágrimas, las estúpidas hormonas haciendo efecto.

-¿Estás bien mami?- asentí y acuné a mi hijo. Había pasado tanto, nueve años para ser exactos, en todo ese tiempo Bryze fue mi pilar, mi segunda mitad, el hombre que amo y seguiré amando, recuerdo que viajamos juntos casi un año y luego volvimos a Inglaterra donde los dos estudiamos medicina y años después nos graduamos, habíamos hecho la promesa de compromiso pero nunca nos importó porque vivíamos juntos en un departamento, prácticamente éramos marido y mujer, todo ese tiempo estuve al contacto con todos, Siri se graduó en arquitectura y Shown también es médico ¿quién lo diría? Ellos siguen juntos pero no planean ni casarse ni tener hijos, dicen que están bien así. Sara sin embargo, se casó dos años después de entrar a la universidad con Andrew, un buen chico, se graduó en ingeniería, los dos para ser exacta, Brandon está en India, es fotógrafo así que viaja todo el tiempo pero se mantiene en contacto y cada tanto me manda obsequios a mí o a Dylan, lamentablemente no fue más allá con Mery, ella ahora está en Sudamérica, vive allá y trabaja ayudando a la gente en varias organizaciones, de los otros sé casi nada.

¡Simplemente no te me acerques!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora