Capítulo 5

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Pinche vida.

No despertó a mi lado.

Otro cliché a la basura, no durmió conmigo, al despertarme lo busqué por la pequeña cama pero estaba vacía, pues el hombrecito estaba a mi lado, sí, pero en el piso, al parecer tenía un saco de dormir y ahí estaba.

A pesar de no tener motivos, me sentí...rechazada, lo sé, patético.

Sin hacer ruido me fui de allí, no sin antes, darle una larga mirada al chico de ojos grises, había que reconocerlo, era muy guapo, facciones fuertes que me daban esa impresión de rudeza, parecía un ángel.

Un ángel negro.

No niego que sentía cierta...atracción, pero a la vez tenía...miedo, era como un sentimiento que me decía que debía alejarme y eso era lo que debía e iba a hacer.

Salí disparada de ahí...¿A quién miento? Apenas y podía dar un paso, sin embargo no me rendí y como pude salí al pasillo, hice caer una que otra cosa pero la moto sierra convertida en chico no se despertó, ni siquiera se movió.

Era temprano y no había nadie o eso fue lo que yo pensé.

-Señorita ¿Qué hace en la residencia de chicos?

Me tense de inmediato, maldición, me descubrieron.

Como pude me di la vuelta y ahí estaba un hombre de unos cuarenta años, no parecía enojado, más bien, confuso.

-Yo...- vamos Gia, piensa, piensa.

¡Bingo!

Me tambalee un poco, es hora de mostrar lo buena actriz que soy.

-¿Está bien?- el hombre se acercó con cara de preocupación.

¡Ha caído!

-Yo...no...me siento bien - Puse algo de dramatismo y con una pose de princesa me "desmaye" esperé los brazos de aquel hombre pero nunca llegaron.

¡¡¡Hijo de sumatra!!!

-Ouch, oye...¡Tenías que atraparme!- lloriquee desde el piso, el celador me miraba entre preocupado y divertido.

Con dignidad me levanté de ahí.

¡Ja! Mi dignidad ha huido después se tantas vergüenzas.

Maldita sea, todo me salía mal.

No sé pero creo que estoy seriamente sopesando la idea de tener un romance apasionado con el señor piso, al parecer tenemos química y obviamente mucha física.

Al levantarme el celador me ayudó ya que al parecer se dio cuenta de mi pie lastimado.

-¿Está bien?- me preguntó mientras me llevaba al ascensor. Lo miré con cara de '¿Me está jodiendo?' pero no se dio cuenta.

-No, me siento mal - y en cierto modo era verdad porque la cabeza me palpitaba y mis costillas dolían, no había caído tan mal pero hay que admitir que dolía.

Gracias al cielo no había nadie que estuviera despierto porque viéndome salir de ahí, a estas horas hasta yo pensaría que soy una cualquiera.

Me llevó a la enfermería, esperaba encontrarme con una regordeta amable que me dijera lo mal que estaba pero me encontré con un chico que parecía zombi.

¡Bravo otro no cliché!

Solo me dio unas pastillas para el dolor y la inflamación y eso fue todo.

El celador me llevó hasta la residencia de mujeres y ahí me entregó a una celadora que no sé porqué pero era idéntica a la señorita Trochatoro, casi pero casi me orino allí mismo.

¡Simplemente no te me acerques!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora