Aprendiendo a cuidarte

917 94 1
                                    

Después de realizar el vínculo, y antes de salir de San Mungo, el Medimago les dijo que si querían llevarse a Harry deberían antes llenar una serie de papeles. Entonces, los llevó hacia la oficina de casos legales de San Mungo. Llenaron el papeleo necesario para ser reconocidos frente al Ministerio como los nuevos tutores temporales de Harry.

Severus y Sorvolo llegaron a la Mansión Gaunt en horas de la tarde con un bebé en sus brazos. Al entrar a la mansión, Severus hizo un movimiento rápido de varita para escribir una carta concisa, luego llamó a un elfo mágico para que se la entregará al director Dumbledore.

Los magos subieron al segundo piso y caminaron recto por el pasillo hasta detenerse a una puerta de madera oscura.

Sorvolo abrió la puerta y Severus entró en una gran habitación decorada de manera infantil, abarrotada de un color azul claro y varios peluches en tonos crema y blanco. Los elfos habían hecho un increíble trabajo en poco tiempo.

Se acercaron a la cuna que estaba colocada a los pies de la ventana y dejaron suavemente a Harry sobre las suaves mantas. Sin embargó, cuando las manos de Severus se alejaron, el bebé comenzó a gimotear y el fuerte llanto se hizo presente.

Con rapidez, el pocionista volvió a tomarlos en los brazos y el llanto se calmó.

—El Medimago Rajhan dijo que podía ser una reacción normal los primeros días, sólo hay que dar tiempo para adaptarse— dijo Sorvolo con la mirada fija en el rostro compungido de Harry.

Severus asintió con la cabeza.

--___----____

Pero no fueron los primeros días que esto ocurrió.

---_---

La primera semana fue horrible.

Sorvolo y Severus estaban agotados, regular las cantidades de magia que producía Harry consumía sus fuerzas. Aunque la magia de Sorvolo parecía tener cierta compatibilidad con la magia de Harry, y eso lograba hacer un poco más sencilla la tarea.

Sin embargo, la peor parte fue lograr acallar los llantos del bebé. La mayor parte del día Harry lloraba, su carita se pintaba de rojo y sus manos se cerraban en fuertes puños mientras su boca se abría para soltar estridentes gritos.

Esto provocaba que se ahogara o escupiera sangre debido a su garganta irritada y, la que más preocupaba a los dos magos, la imposibilidad para conciliar el sueño.

Severus trató con todas las medidas que encontró en los libros de Medimagia para hacer dormir a un bebé, y le escribió a Narcissa Black, gran medimago especializada en pediatría, para conocer otras formas carentes de basamento teórico. Pero ninguna funcionó.

Aún así, Severus aprendió en su titulación como maestro de pociones que solo se aprende a través de la experiencia propia y no de las ajenas. Entonces, el profesor le puso aún más atención al comportamiento de Harry durante un día para encontrar algo que pudiese usar a su favor.

Y así fue.

Severus descubrió que cuando Harry tomaba su biberón y, por intervalos escasos, sus ojitos se cerraban con somnolencia. Por tanto, en esos momentos, Severus hacía una floritura con su varita para crear figuras a juego de una melodía lenta.

Harry veía con atención a los pequeños animales vestidos de traje que danzaban frente a sus ojos, y gracias a la canción de cuna, caía dormido después de terminar su comida. Desgraciadamente, Severus no podía dejarlo en su cuna, porque al más mínimo movimiento el bebé se despertaba. Lo aprendió por las malas y los dos días sin poder dormir lo demuestran.

El secreto de Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora