¿Y ahora?

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El Medimago Rajhan observaba con los ojos abiertos al bebé que estaba acostado en la camilla de su consultorio con el muñeco de un basilisco en sus manos. Harry mordía la cabeza del peluche, dejando rastros de saliva.

Qué juguete más extraño para comprarle a un bebé. Pensó el Medimago

Sin embargo, cuando, la noche del viernes, recibió una lechuza con un pergamino atado a su pata que venía en nombre de Severus Snape, Rajhan esperaba lo peor. Pero al leer las palabras que decían que la magia de Harry había aceptado el vínculo, se quedó sin aliento y cayó como un plomo sobre su silla.

Con rapidez, el Medimago rebuscó entre los pergaminos de su escritorio para buscar uno limpio y al encontrarlo hizo una floritura con su varita para escribir una respuesta rápida. En la misma, Rajhan solicitaba al matrimonio traer a Harry al día siguiente a su consultorio en San Mungo para realizarle un chequeo.

Y así sucedió.

A primera hora del sábado, los dos magos con el pequeño Harry en sus brazos, cruzaron las puertas de San Mungo y su asistente le notificó la llegada a las exactas ocho en punto de la mañana.

—Es increíble — musitó el Medimago sin apartar la vista del bebé, el cual sonreía y estiraba el bracito en un intento de tomar la luz que brillaba en la punta de la varita.

Hizo dos movimientos de muñeca; con el primero conjuro un pergamino, en el cual comenzaron a aparecer letras y figuras; y con el segundo, volvió a vestir a Harry con su mameluco que asemejaba el uniforme de Gryffindor, para luego darse la vuelta y tomar el pergamino mientras caminaba hacia su escritorio.

Severus se levantó de su asiento y se acercó a la camilla para recoger a Harry, quien al verlo soltó una risotada y estiró sus brazos hacia el pocionista en petición silenciosa de ser cargado. El adulto no lo hizo esperar, y cumplió su deseo a la prontitud.

— Su salud es perfecta, está completamente sano. Y su actividad motora se encuentran entre los niveles normales que debe tener un bebe de su edad, esto antes no había sucedido, siempre se había mantenido en el mínimo.— dijo apartar la mirada del pergamino— Es sorprendente los resultados de un lazo aceptado— susurró sin poder creer lo que estaba viendo.

Severus se sentó en la silla a un lado de Sorvolo, escuchaba con atención las palabras del Medimago. Harry estaba cómodamente acurrucado en el pecho del pocionista.

Rajhan elevó la mirada y observó a los con solemnidad.

—¡Esto es un increíble avance! Debe ser documentado y anunciado a la Comunidad de Medimagia. ¡Hasta el mundo mágico debe saber sobre esto! ¡Ayudaría a muchos!— exclamó en éxtasis el Medimago. Sin embargo, la efusividad no fue compartida por Severus y Sorvolo.

— Medimago Rajhan, entendemos su emoción, pero no queremos que esto salga a la luz. -- dijo Sorvolo con calma.

—¿Qué? ¿No quiere que esto se revele?— preguntó incrédulo Rajhan.

Giró la cabeza para ver al pocionista, era también parte de la Comunidad de Medimagia y no podía estar de acuerdo con esto, pero Severus tenía una expresión tranquila.

— En lo absoluto, queremos que esté estudio se conozca, pero no queremos sue el nombre de Harry o el nuestro salga el alguno de los documentos que usted piensa publicar — Sorvolo cruzó su pierna derecha por sobre la izquierda y apoyó sus manos en la rodilla— Tanto usted como nosotros somos conscientes que en el momento que esto sea conocido por el Mundo Mágico, Harry quedará bajo el escrutinio público. Y como usted comprenderá, siendo un padre también, no podemos permitir que nuestro hijo se convierta en el resultado de un experimento.

El secreto de Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora