Bienvenido, Señor Lupin

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Sus fosas nasales se dilataron y soltaron una prolongada bocanada de aire, que debido al ambiente invernal, se creó una efímera nube blanca.

Sus patas pisan la nieve en el suelo y traspasa el arbusto con su robusto cuerpo. Elevó la mirada y sus ojos ambarinos se encontraron con el rostro lleno de arrugas que portaban unas gafas en forma de medialuna sobre sus ojos.

—Bienvenido, Remus. O debo decir, Feliz Navidad— los ojos azules se cerraron y la expresión amigable apareció en el rostro del anciano.

Remus sacudió su cuerpo para quitar la nieve que había caído en su pelaje y se sentó sobre sus cuartos traseros antes de elevar la cabeza, soltó un agudo aullido hacia la redonda luna que iluminaba el claro cielo oscuro.

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Severus miró hacia la ventana al escuchar un sonido a la lejanía, una sonrisa surcó sus labios. Bajó la mirada para observar a Harry, quien había terminado de comer su biberón y estaba luchando contra el sueño.

La sonrisa en el rostro del pocionista se hizo aún más grande al ver lo gracioso que se veía al intentar mantener los ojos abiertos para que luego sus párpados volvieran caer, en una continua lucha.

—Tal parece que tú otro padrino llegó, así que debes descansar muy bien para que lo molestes sin descanso — susurró Severus antes de dejar un pequeño beso sobre la frente de Harry. El bebé, como si entendiera sus palabras, perdió la batalla y se quedó dormido mientras se acurrucaba contra el pecho de su tutor.

Severus caminó hacia la cuna y depositó a Harry con mucho cuidado sobre el colchón, colocó sobre el pequeño cuerpo una suave cobija para protegerlo del frío.

—Buenas noches, Harry. Ten dulces sueños.

Antes de irse, el pocionista hizo una floritura con su varita y dejó un hechizo que le notificara cuando Harry estuviese a punto de despertar. Luego, se dirigió hacia una puerta contigua que daba acceso a la habitación principal.

Cruzó el marco y dejó la puerta entreabierta para facilitar el acceso. Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia su cama mientras se desataba el nudo de su bata.

Su esposo estaba sentado en la cama con la espalda contra el tope de madera, su pecho se hallaba desnudo pero Severus sabía que debajo de las sábanas, que cubrían su parte inferior, tenía puesto su pantalón de pijama. Sus manos sostenían un libro abierto y sobre el puente de su nariz descansaban unos lentes de cristales redondos de un marco fino.

Mi esposo es muy atractivo. Pensó Severus con un sentimiento de orgullo.

—¿Harry volvió a perder? Esta vez la batalla se prolongó— preguntó Sorvolo en una broma al ver su Severus entrar a la habitación.

Severus soltó un bufido y tiró la bata sobre el mueble de pie de cama, dejando a la vista su ligero pijama. Sorvolo clavó sus ojos en las clavículas que descaradamente se mostraban por el amplio cuello de la camisa de su esposo.

—Saco la terquedad de un Gryffindor, es un digno hijo de James Potter— Severus se metió a la cama y se acurrucó debajo de las sábanas. Soltó un suspiro de satisfacción al sentir la suave tela junto con el calor de las sábanas sobre su piel, era un sensación placentera.

—¿Es así?— Sorvolo cerró su libro y se quitó las gafas para dejarlos sobre la mesa de noche a su lado— ¿Entonces cuando se realice la adopción mágica que cualidades de nosotros tomara?— preguntó mientras se acercaba a Severus y envolvía su cintura con su brazo, lo jaló suavemente hacia su pecho.— ¿Podría ser mi ofensiva sinceridad? O ¿Tu filosa lengua?— dejó un lento beso en los labios conocidos, el cual fue inmediatamente correspondido.

El secreto de Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora