Feliz Navidad, Harry

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Lucius bajó las escaleras con paso tranquilo sin apartar la mirada de odio sobre Sirius Black. Al llegar a la parte baja de las escaleras, Lucius movió su mirada hacia Lupin.

—Buenas noches, señor Lupin. — saludo con cortesía.

Remus se tensó al escucharlo dirigirse a su persona. En Hogwarts, Malfoy los ignoraba la mayoría del tiempo.

Después se acercó, ignorando a Black, al pocionista y lo saludo con un pequeño abrazo y un besos en la mejilla e hizo lo mismo con Sorvolo.

— Pido disculpas por mi tardanza. Draco se puso algo caprichoso — comentó Lucius a la ligera al recordar el escándalo que hizo su hijo al negarse a quedarse bajo el cuidado de Dobby, el elfo doméstico.

Sorvolo lanzó una mirada hacia Sirius, notó como sus hombros estaban rígidos y había girado levemente la cabeza cuando escuchó las palabras de Lucius. Una pequeña sonrisa surgió en los labios del rey.

—Es normal que esté irritable, ha sido un viaje largo.

Lucius asintió con la cabeza.

—¿Por qué no continuamos esta conversación en el comedor? — dijo Sorvolo para llamar la atención de los leones, los cuales dieron medio vuelta para verlo— He escuchado que mi esposo se ha esforzado para darnos una cena impresionante, así que estoy impaciente para descubrir que hizo — Sorvolo se acercó a Severus y envolvió su brazo izquierdo alrededor de la cintura del pocionista, viendo directamente a los infinitos pozos.

Severus sonrió imperceptiblemente al tener la atención de su esposo sobre él, le hacía sentir poderoso. En los ojos plata se mostró un leve anheló que se esfumó como un suspiro; en cambio, en el rostro de Sirius se veía una expresión de incomodidad y Remus tenía sus mejillas calientes, no estaba acostumbrado a estas muestras de afecto.

—Espero que lo que he preparado esté dentro de tus expectativas— Sorvolo sonrió grande al descubrir el tono oculto en las palabras de su esposo y la sonrisa se hizo más grande al ver el suave brillo de amor en los iris contrarios. -- También, espero que nuestros invitados la disfruten. -- el pocionista giró la mirada para ver a su amigo y a los leones— Así que sin más, entremos.

El matrimonio se dio la vuelta y caminó hacia la puerta del comedor, la cual estaba abierta por dos elfos domésticos elegantemente vestidos mientras hacían una reverencia a sus amos.

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El comedor había sido decorado a la mejor manera de la aristocracia mágica. El candelabro central se iluminaba con velas y rodeaba por flores de pascuas traídas desde una privilegiada granja de cultivación en Escocia, provocando que la habitación se perfumara con su aroma natural.

La mesa era cubierto con un mantel blanco con hilos bordados en los bordes y los platos son de la más prístina vajilla de porcelana con líneas de oro en su circunferencia. Era un evento pensado con mucho cuidado y puesto la mayor atención a los detalles.

Lucius tomó la servilleta de tela, que estaba igualmente bordada como con hilos de oro, y se limpio los inexistentes residuos de comida de los labios

—He de felicitarte, Severus. La comida ha estado exquisita y el vino que se eligió para acompañar la cena ha sido una elección acertada — felicitó el rubio mientras veía al pocionista con una sonrisa. Severus tomó su copa y la alzó a manera de agradecimiento antes de salir un sorbo a su copa.

Después de ingresar al comedor los magos se habían sentado en la mesa de manera que no hubiese derramamiento de sangre. Sorvolo encabezaba, a su derecha estaba Severus y le seguía Sirius y Remus, y a su izquierda se sentaba Lucius. Y la cena había comenzado con los elfos sirviendo la comida con un chasquido de sus delgados dedos, y luego el postre apareció.

El secreto de Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora