Recuerdos Enterrados

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La Familia Malfoy y la Familia Black se conocen desde hace siglos. Su relación comenzó como meros tratos comerciales, los primeros controlan gran parte del mercado francés y los segundos poseían bastante influencia entre los comerciantes ingleses e italianos, así que, los resultados que se obtenían solían ser muy beneficiosos.

Por consiguiente, no resultaba extraño que interactúen entre sí. Al contrario, era el comportamiento más común al que podían optar dos de las familias más antiguas de la sociedad mágica inglesa.

Banquetes, bailes de celebración y vacaciones en las villas de Suiza o de Italia eran algunas de las actividades que ambas familias gustosamente compartían. Por lo cual, no fue sorpresa para el resto de magos y brujas leer en la primera plana del profeta la noticia de una próxima boda entre Calíope Malfoy, primera hija de Anges Malfoy, cuarto patriarca de la Familia Malfoy, y Fabián Black, primer hijo de Calstein Black, futura tercera cabeza de la Familiar Black.

La celebración había sido tan larga que duró una semana, cada día se celebraba algo distinto hasta llegar hasta el último día que era la unión mágica; y fue tan estrafalaria, que se tuvieron que traer flores y vinos desde tres países diferentes (Holanda, Japón y Francia) para poder cubrir la demanda que los comerciantes ingleses no podían satisfacer. Y las joyas que los novios llevaron en cada día de celebración fueron trabajadas y diseñadas exclusivamente por los alfareros que trabajaban bajo el mandato de la Familia Black y las piedras preciosas fueron extraídas de una de las minas que poseía la Familia Malfoy en Grecia.

Y así, sin esperarlo, una tradición se estableció. A partir de esa primera boda, se volvió costumbre que un integrante de la Familia Malfoy se casará con un integrante de la Familia Black.

Lucius Malfoy y Sirius Black son los primogénitos de la vigésima sexta y vigésima quinta generación de sus respectivas familias. Se conocen desde bebés, aunque Sirius nació unos días antes del nacimiento de Lucius, y se convirtieron en compañeros de juegos y posteriormente en compañeros de estudios.

Se volvieron tan unidos que era insensato concebir la idea de que no estuviesen juntos en alguna actividad sea educativa o recreacional. Aunque Lucius era un pequeño Lord con su expresión fría y mirada analítica, y Sirius sea un revoltoso que poseía una mente muy sagaz, pudieron llevarse bien.

En una de las vacaciones que gozaron en la viña ubicada al norte de Francia perteneciente a la Familia Malfoy, mientras tomaba una taza de té y comía galletas de mermelada, Lucius escuchó la conversación que tenía su madre, Capella Malfoy, con la madre de Sirius, Walburga Black.

—Falta poco para que se anuncie quién será la prometida de Lucius. Me comentaste, Walburga, ¿Que se llama Narcissa?— preguntó Capella a su amiga antes de tomar un sorbo de su té.

Walburga lanzó una mirada hacia el niño que estaba sentado a unos pocos metros de ellas en una mesa más pequeña. Sin embargo, Lucius no dio señales que estuviese prestando atención a la conversación de los adultos, al contrario, su imagen era completamente impoluta haciendo uso de unos perfectos modales mientras daba un mordisco a su galleta.

Walburga hizo una imperceptible mueca al recordar que su hijo mayor era incapaz de comportarse de esa manera, tantos años recibiendo clases de etiqueta y se le era imposible comer sin hacer un desastre.

—Pequeño Lucius— llamo Walburga con una voz dulce.

El niño giró la cabeza para ver a la mujer.

—Si, Señora Black— dijo Lucius con voz tranquila pero segura.

— Querido, puedes ir a buscar a Sirius. Tengo el presentimiento de que sin ti a su lado mi hijo puede estar cometiendo alguna locura — solicitó Walburga.

El secreto de Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora