Universidad

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El señor Goof era un beta al igual que su esposa y cuando su hijo nació pensó que el también lo sería pero resultó ser un alfa poco común, sus ciclos de calor no habían llegado ni cuando experimentó la adolescencia, sus feromonas eran débiles y su aroma era muy leve pero si prestabas atención podía llegar una pequeña ráfaga de este siendo dulce como el regaliz y con un toque ácido como la naranja.

Aún así la vida de Max fue plena y tranquila, el abandono de su madre por desgracia fue un quiebre para mantenerse pero gracia al apoyo de sus amigos también lo ayudó, al igual que tener una relación muy estrecha con su padre, siendo este siempre su apoyo.

Ahora que Max estaba listo para partir a un nuevo horizonte de emociones, su vida sería manejada por el solo apartir de ese momento, su padre sería su apoyo pero de lejos, lo único que lo mantenía a aliviado es que sus amigos irían a la misma universidad que el y que habían podido quedar en el mismo dormitorio.

—Papá ya tengo todo listo, vámonos—El chico estaba desesperado, debían de haber partido hace media hora pero su papá cada vez sacaba más cosas que podría llevar su hijo a pesar de que no fueran útiles— Listo ya está todo Max—El hombre entro al auto y dio arranque.

En el camino ambos iban platicando sobre cómo ahora sería la vida la chico y como todo cambiaria, su papá se sentía feliz por su hijo pero a la vez temia dejarlo solo pero sabía que podía confiar en el y que siempre tendría su apoyo.
A lo lejos se podía ya ver el campus y los nervios aumentaron para la familia Goof.

—Bien llegamos—Empezaron a sacar las cosas y llevarlas hacia el dormitorio de su hijo donde se encontraron a PJ y Bobby con sus cosas igual en cajas al parecer no habían llegado tan tarde como pensaba.

Todo lo que estaba en el auto fue llevado hasta que este quedó vacío y cuando era el momento de la despedida Goofy abrazo a su hijo—Por cierto antes de que te vayas—Saco una bolsa de la guanteara y se la extendió a su hijo.

Max miro la bolsa con curiosidad y ahí vio que había pastillas para los ciclos de calor al igual que inyecciónes y preservativos, con lo último Max enrojeció y vio a su papá—Nunca se sabe que puede pasar hijo, Ajio–Este no sabía ni que decir y menos al escucuchar la risa tan tonta de su padre que parecía más bien una muletilla.

Max solo guardo la bolsa en su pantalón con rapidez y miro a todos lados con nervios pero nadie le prestaba atención, aún con la incomodidad solo se despido de su papá con un abrazo— Ten una divertida vida escolar Max—Su papá subió al auto y se fue.

Cansado volvió a su dormitorio y ahí vio a sus amigos jugando videojuegos, querían aprovechar antes de que las clases iniciaran y que mejor que en ese momento, además aún tenía un par de días más para desempacar y acomodar todo antes de las clases.


Su vida tomó una rutina, levantarse antes que Pj o Bobby ya que todos querían ducharse al mismo tiempo y siempre era lo mismo y los retrasaba, ni siquiera podían desayunar bien por las prisas. Ese día no era la excepción y hizo lo mismo; ducharse, vestirse, arreglar su cabello rebelde, desayunar, acomodar sus cosas, lavarse los dientes y ponerse sus piercing en ambos lados de sus labios, esa había sido la mejor decisión desde que entro a la escuela, se sentía rudo y bien con esas cosas.

Sus amigos apenas y podían levantarse más Bobby quien siempre se desvelaba por ir a fiestas o fumar cierta hierba con sus amigos de su facultad.
Los tres pudieron salir a tiempo y fueron a sus clases con sus patinetas para llegar a buen tiempo, muchos veían a los chicos y más a Max quien más destacaba en ese deporte de una forma explendida.

Un anuncio llamó la atención de Max "Juegos extremos" Miró el cartel y ahí vio su oportunidad de demostrar en que era bueno—Chicos creo que llegó nuestra oportunidad de ser populares—Los tres miraron el cartel y leyeron lo que decía, ese sería su bueno inicio escolar.












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