Capítulo Cuatro

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Jimin no lo soltaba. Apenas Jungkook cruzó la puerta del departamento de su amigo, éste lo envolvió en sus brazos y no lo soltó más. A pesar que en un principio el chico se negó a responder a ese abrazo, finalmente se rindió y abrazó también a su amigo. Sabía que era inútil resistirse. Jimin era empalagoso y más con él, a quien consideraba su hermanito menor.

—Nunca más te vayas así de mi lado. No sabes cómo te he extrañado y he estado preocupado por ti. No contestabas mis llamadas...

Al fin Jungkook se soltó de los brazos de su amigo y caminaron hacia el sofá.

—Lo siento, no quería ser un estorbo en tu noviazgo.

Jimin movió la cabeza. Conocía a su amigo y sabía que esa era una simple excusa. Ellos eran novios incluso antes que todo pasara y Jungkook jamás se hizo problemas por estar con ellos. Pero todo había cambiado desde que la madre de Jungkook se había ido.

—No digas tonterías. Sabes que jamás nos importó y a ti tampoco. Jungkook... ni Tae ni yo te vamos a dejar. Te he llamado todos los días y si no he ido hasta tu casa ha sido porque quiero respetar tu espacio...Pero jamás te dejare Jungkook, eres mi amigo, mi hermano.

A esas alturas, Jungkook tenía sus ojos llenos de lágrimas. Desde que su madre se fue, siempre tuvo miedo que todos los demás lo dejaran. Por eso prefirió alejarse de sus amigos y no sufrir el sentimiento de abandono una vez más. Pero estar lejos lo había lastimado y había decidido darse la oportunidad de confiar.

—Cuéntame que has hecho estos meses.—pidió Jimin.

Jungkook sentía vergüenza. La verdad era que no había hecho nada. Sólo se había dedicado a molestar a su padre, impidiéndole mantener una secretaria que lo ayudara.

Jimin reía ante las ocurrencias de su amigo. No lo juzgó, ni lo criticó. Sabía que no estaba bien y que las consecuencias de su dolor lo habían pagado esas mujeres.

—Pero papá contrató a un chico. Se llama Seokjin.

—¿Un chico?, vaya... Y dime.. ¿es guapo?

—Demasiado... El maldito es hermoso, tiene unos labios preciosos y un cuerpo...

—¿Y?

—Y ¡lo ODIO! No sólo no le importó nada que lo haya encerrado, el muy descarado se atrevió a besarme e insinuar que mi pene era pequeño...

Jimin no paraba de reír y ya sentía curiosidad por conocer a ese chico.

—Entonces.. ¿es gay?

Jungkook se encogió de hombros—no lo sé, supongo que si.. no creo que un heterosexual me hubiese besado...

En realidad ni siquiera lo había pensado y recién se detenía a meditar en aquello. Se daba cuenta que no sabía nada de Seokjin y tendría que averiguarlo. Y ya sabía cómo.

Las horas pasaron y llegó la noche. Junto a Jimin el tiempo volaba y él se sentía muy bien. A pesar que no lograba sacar al chico de labios lindos de su cabeza. Una sonrisa se dibujó en su rostro. Sabía que al despertar Seokjin pensaría en él.

Efectivamente al día siguiente, Jin se levantó como siempre y entró de inmediato a bañarse. Estaba un poco atrasado y dormido, así es que simplemente abrió la ducha y sacó un poco de shampoo. No notó nada extraño hasta que lo puso sobre su cabello y sintió algo raro. Su pelo estaba duro y sus manos pegajosas. Desesperado comenzó a enjaguarse y su pelo seguía igual. Decidió terminar su ducha así y salir del baño con la botella en su mano. Se miró al espejo y lucía como un loco. Su pelo estaba duro y despeinado. Vació la botella en el lavamanos y ahí recién se dio cuenta... El shampoo estaba mezclado con un pegamento...

El Secretario de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora