Capítulo Doce

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Faltaban diez minutos para las seis de la tarde, cuando Jungkook se estaba estacionando frente al edificio de Seokjin. Bajó del auto y con cuidado bajó las pizzas que había comprado en el camino. Consideraba que sería bonito compartir con la familia Kim, antes de llevarse al mayor.

Cuando tocó el timbre y el pequeño Soobin abrió, gritó un sonoro "Hyuuuung" de alegría, abrazándose a las piernas de Jungkook, quien no pudo evitar un sentimiento de ternura hacia el pequeño.

—Kookie...llegaste...—Seokjin dejaba un pequeño beso en los labios de Jungkook mientras le sostenía las pizzas que había traído, ya que el pequeño seguía abrazando las piernas de su "hyung"

—Soobin, deja que Jungkook entre a la casa, no puedes retenerlo eternamente en la puerta—al fin el pequeño se soltaba para empezar a dar saltitos, al darse cuenta del rico aroma que desprendían las cajas.

La madre de Jin asomó de la cocina, y fue a saludar a Jungkook, otra vez con un cálido abrazo.

—Me alegra verte de nuevo Kookie, y no debiste molestarte en traer todo esto.

—Quería que compartiéramos un rato, antes de llevarme a su hijo. Después de todo, yo lo tendré toda la semana y usted no lo verá hasta en una semana.—Jisoo sonrió feliz y agradecida por la actitud del chico. Era una imagen muy diferente de la que ella se había imaginado.

Sabiendo que Jungkook era hijo de un millonario, creía que sería un muchacho engreído, caprichoso y egoísta, pero estaba lejos de aquello.

Se daba cuenta que había una cierta tristeza en su mirada. Seguramente por el dolor que había sufrido por el abandono de su madre. No imaginaba como esa mujer había podido dejar atrás a un chico tan agradable como él.

Los otros hermanos de Jin llegaron al pequeño comedor, para saludar a Jungkook y mostrarle que ya estaban utilizando su regalo del día de ayer y lo agradecido que estaban.

Rieron bastante, especialmente cuando Jungkook les contó sin la menor vergüenza, cómo había engañado el primer día a Jin, encerrándolo en aquella sala. Todos se burlaban del mayor por su ingenuidad, mientras éste sólo culpaba a Jungkook con sus orejas y mejillas rojas.

Luego de terminar la pizza, vino el siempre difícil momento de las despedidas. Los hermanos de Seokjin se pusieron triste, porque la compañía de su hermano y ahora del nuevo amigo le eran muy agradables.

—El próximo sábado, iremos a un parque de diversiones. Se los prometo. Será mi primera paga y quiero que lo disfrutemos. ¿les parece? — Seokjin los miraba también con un poco de tristeza.

—¡Sí!— gritaron los tres al mismo tiempo—pero ¿Kookie-hyung irá con nosotros?—preguntó el pequeño Soobin.

Seokjin miró a Jungkook. No le había dicho nada, pero esperaba que lo pudiera acompañar, para luego tener una nueva cita, pero esta vez solos.

—¡Claro que iré! vendré por ustedes y nos iremos a divertir a un buen parque de diversiones!

Con esa promesa, se despidieron, entre abrazos y pucheros.

Cuando al fin subieron al vehículo y antes de partir, Seokjin besó a Jungkook. No lo había hecho antes por respeto a su madre y hermanos. Y comenzaba a hacerle cada vez más difícil estar alejado de la boca de su "amigo con derecho".

Llegando a casa, Seokjin subió a su cuarto a dejar su bolsa con la ropa limpia que su madre había lavado y planchado. Y bajó a la terraza donde Jungkook conversaba animadamente con su padre. No alcanzó a escuchar exactamente la conversación, sólo un "gracias papá, te amo" que lo hicieron sonreír.

El Secretario de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora