Capítulo Trece

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Esa sí que era una pregunta difícil. Seokjin amaba la sinceridad y libertad con la que Jungkook solía expresarse, pero esta vez se sentía un poco atrapado.

Obviamente él quería hacerle el amor. Obviamente lo deseaba. Probablemente desde el primer día que lo vio y que cayó sobre él y lo besó. Y ese deseo había aumentado, el día que Jungkook decidió cambiarse delante de él, exponiendo su hermosa anatomía depilada..., pero, no sólo era el simple deseo por un hombre guapo, con una anatomía cercana a la perfección. Seokjin quería a Jungkook. Y no era un sentimiento menor. No era un simple "te quiero" dicho a la pasada. Era sincero e iba en aumento. Poco a poco ese extraño muchacho busca pleitos, de alguna u otra forma lo había conquistado. La respuesta entonces a la pregunta que le había hecho era un simple ¡Sí, sí quiero!

Pero... No quería lastimar al menor. Menos aún después de escuchar el relato acerca del novio idiota que había tenido. Bueno Yoongi también había sido un poco idiota con él, pero en temas de sexo, ellos habían congeniado bastante bien. Nunca se sintió usado, ni tampoco el chico le había sacado en cara algo así. ¿Entonces que debía contestar? Estaba aterrado de equivocarse y que Jungkook lo echara a patadas de su cuarto, mostrándole su dedo medio.

Por otra parte, se suponía que estaban construyendo su relación, que podían confiar el uno en el otro y que Jungkook había demostrado bastante madurez. No quería mentirle, no quería disfrazar sus sentimientos o deseos. No iba a ser justo para su recién nombrado novio.

Se había quedado cabizbajo luego de la pregunta y ahora miraba al chico que le sonreía.

—¿Sabes que eres un gran tonto no?—Seokjin le hizo un puchero— Tienes terror en dar una respuesta equivocada y que yo te saque a patadas de mi cuarto. No necesitas responder porque yo sé que sí. Sé que me deseas y que has controlado tus instintos pervertidos para no lanzarte sobre mí. Y debo agradecértelo. No estaba listo. Hubiese sido fácil para ambos conseguir diversión y placer mutuo. Te sacas el gusto y listo. ¡Hace meses que no tengo sexo! y sé que tu estás igual. Y entonces, se encuentran en esta casa dos hombres gay que se atraen. Fácil hubiese sido. Pero...yo no quería caer en ese juego contigo. De alguna manera necesitaba estar seguro que había un sentimiento más que sólo descargar una necesidad física. Cuando dijiste que me querías...si me lo hubieras pedido ese día, no lo habría dudado. Porque reconocí que yo también te quiero y deseo estar contigo, de todas las formas posibles.

Seokjin fue a sentarse a su lado y le dio un beso. Era lindo escuchar esas palabras. Jungkook solía ser brusco en sus juegos, en sus palabras a veces, en su forma directa de decir y hacer. Por eso al escucharlo decir todas esas cosas...por primera vez en su vida había sentido las famosas mariposas en el estómago que las personas decían sentir al estar enamoradas.

—¿Por qué lo preguntaste entonces?, ¿si sabías la respuesta?

—Porque quiero que me lo pidas. Quiero que me llenes de frases cursis pidiéndome hacer el amor contigo. Quiero sentirme deseado, pero también amado.

Seokjin lo miró y fue hasta su oido, para susurrarle suavemente, mientras repartía dulces besos en su cuello.

—Jeon Jungkook, quiero hacerte el amor, quiero llenarte de mí y sentir tu cuerpo gimiendo bajo el mío. Quiero demostrarte que te quiero, que estoy enamorado de ti y que planeo quedarme a tu lado, todo el tiempo que tú me lo permitas.

Jungkook tenía sus ojos cerrados y una sonrisa boba. Si eran palabras cursis, pero nunca nadie le había hablado tan bonito y con tanto amor y deseo.

Se recostó en la cama, al mismo tiempo que Seokjin subía por su cuerpo, llenándole de besos el cuello. Lo ayudó a sacarse la camisa y al fin pudo tocar esos pezones que lo traían loco desde la primera vez que vio a Jungkook semidesnudo sobre su cama. Jungkook por su parte sacó la camiseta que Jin traía y acariciaba su espalda. Ya no se iba a detener, ni tampoco iba a detener al hombre que ya estaba desabrochando su cinturón y soltando el botón del pantalón.

El Secretario de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora