Los siguiente días transcurrieron alegremente. Cada tarde al llegar Jungkook de la florería iba un rato a ayudar a su padre y a Jin. Así también estaba al tanto del negocio que algún día él tendría que dirigir.
Seokjin por su parte, al fin había recibido su primer pago que había sido mayor al que le habían ofrecido inicialmente gracias a los negocios que había logrado concretar.
El señor Jeon había tomado algunas decisiones. La principal era, que aunque su hijo volviera a estudiar él seguiría trabajando desde su casa.
—No voy a cometer de nuevo el mismo error. No dejaré solo a mi hijo por culpa del trabajo y tampoco quiero arrastrarte a ti a cometer el mismo error. Iremos un par de veces en la semana a la oficina y el resto del tiempo estaremos acá.—.Seokjin asentía ante las palabras de su jefe y suegro. Para él estaba bien. Sólo le incomodaba seguir viviendo en la mansión, pues ahora podía pagarse un lugar pequeño, mientras buscaba una casa para su familia.
—Señor Jeon por mi está bien. Quiero que sepa además que estoy buscando un lugar...
—¿No estarás pensando en irte de aquí verdad?
—Yo... no quiero abusar de usted. Ahora puedo pagar y además... Jungkook y yo somos novios—al decir eso miró avergonzado al señor Jeon—y no es correcto...
—Seokjin... es tu primer salario. Sé que sostienes a tu familia. Ahorra tu dinero. Yo no quiero que te vayas, y Jungkook se pondría muy triste. Sé la relación que tienes con mi hijo y sabes que la apruebo. Te considero parte de mi familia ahora. No te avergüences. Sé que comparten habitación.. es raro para un hombre de mi edad decir estas cosas... pero veo a mi hijo feliz y eso es todo lo que importa.
Seokjin no sabía ni siquiera a donde mirar. Aquellas palabras lo habían emocionado y también avergonzado, pero sabía que eran sinceras. Hizo una reverencia al señor Jeon y le agradeció su amabilidad y confianza.
Esa tarde, luego de terminar el trabajo le contó a Jungkook de esa conversación y el menor sólo atinó a lanzarse a sus brazos, agradeciéndole el no irse de la casa. Necesitaba tenerlo a su lado. Seokjin se había convertido en alguien muy importante y en cierta forma era el motor que lo movía a realizar los cambios en su vida.
—Muero de vergüenza de saber que tu padre sabe que dormimos juntos.
—Mi padre sabe que no solo dormimos hyung...
—¡Kookie!...creo que no debes gemir tan fuerte...
Jungkook se puso a reír. Él gemía como debía ser. Después de todo, su novio ahí al frente era un hombre hermoso y deseable y que ya sabía tocar cada parte de su cuerpo para hacerlo vibrar y gemir. Además sabía que su padre había vuelto a tener el sueño pesado, desde que dejó de emborracharse y más sabiendo que ahora había alguien más que lo cuidaba.
—Prometo que trataré de ser más discreto, si eso te tranquiliza, pero tú también gimes... Pero no debes preocuparte por papá. Él está tranquilo con lo nuestro y está feliz. Hemos tenido buenas conversaciones padre e hijo y él también ha cambiado su forma de ver las cosas. Tal vez si se hubiera dado cuenta antes, mi madre no se hubiera marchado..., aunque eso nunca lo sabremos.
Seokjin podía ver la mirada triste de Jungkook cada vez que hablaba de su madre. Se preguntaba cuánto dolor tenía aún acumulado y que no dejaba salir. Porque sabía que su pequeño monstruo ahora estaba contento y retomando su vida, pero todavía podía ver un poco de dolor y eso le preocupaba.
—Cariño...¿Por qué no me dejas llevarte con mi amigo psicólogo?, él es joven y podrá entenderte. No te llenará de pastillas. Sólo hablará contigo y así tú te liberarás de todo lo que todavía te puede estar atormentando. ¿No crees que sería bueno?
Inmediatamente después que hizo la propuesta, Seokjin pudo notar el cambio en Jungkook. Lo miró molesto y un destello de rabia en sus ojos.
—¿Tienes miedo de que no sea una persona normal? ¿Quieres que tu amigo te confirme que ya no tengo un trastorno de personalidad y entonces sentirte aliviado que no estás con un loco?
—Jungkook...nunca he dicho eso, ni lo he pensado. Desde un principio tu padre me dijo todo y cuando comencé a relacionarme contigo, sabía todo lo que habías padecido. No me importa si tienes o no aún ese trastorno, pero si me preocupa tu salud mental y quiero que estés bien y que si aún está, lo trates. Namjoon es un excelente psicólogo y sé que te ayudará.
Jamás he pensado en dejarte o he pensado que no eres normal...
—Lo siento...tal vez si necesito un poco de ayuda...es sólo que tengo miedo que me digan que jamás me curaré...que jamás volveré a ser el Jungkook de antes...
—Cosita...jamás volverás a ser como antes, porque muchas cosas cambiaron. Yo no soy el mismo Seokjin de hace tres años atrás. Ni siquiera soy el mismo de hace un mes...antes de conocerte era un chico serio y preocupado sólo de mantener a mi familia y de pronto llega un muchacho que sí creo que está un poco loco a encerrarme y hacerme bromas...y lo que quiero decir es que así como eres, cambiaste mi forma de ser y para bien. Porque yo estoy enamorado de ti y me has hecho muy feliz.
—Jinnie...yo también estoy enamorado de ti...y no quiero perderte. Por nosotros iré a ver a ese psicólogo amigo tuyo. Lo prometo.
Seokjin sonrió. Le encantaba como su precioso novio hacía pequeñas rabietas, para luego ceder. Así era Jungkook y así lo amaba. Cada día un poquito más.
Esa noche intentaron hacer el amor en forma más silenciosa, pero todo eso se acabó cuando Jungkook exigió lo que Jin le debía. Por eso cuando éste llevó sus labios gruesos hacia su pene para chuparlo y degustarlo, el gemido debe haberse escuchado en toda la mansión. Pero ya no les importaba demasiado. Estaban disfrutando de sus cuerpos y de conocerse todavía un poquito más.
Cuando el fin de semana llegó, Jungkook estaba eufórico. Tenía el paseo familiar planeado y todo sería una sorpresa incluso para Jin. Fueron por los hermanos de Seokjin y por Hoseok que los acompañaría. Para Jungkook era ideal, pues sabía que los amigos eran un par de cobardes que probablemente no querrían subirse a todas las atracciones.
Una vez dentro de la SUV del padre de Jungkook, los hermanos Kim comenzaron a preguntar a qué Parque irían. Sabían que habían varios en Seul y cualquiera para ellos estaría genial, pues hace mucho tiempo que no iban a uno. De hecho para Soobin, era la primera vez. Seokjin había visto algunos que eran grandes y no tan caros, pero no tenía idea la sorpresa que su novio les tenía.
No fue hasta que se detuvieron frente a Lotte World que todos abrieron sus ojos asombrados. Era el lugar de sus sueños, pero inalcanzable por los precios y porque debían reservar con anticipación.
—Kookie...¿qué has hecho? —preguntó Seokjin, al ver la cara de felicidad de su conejo.
—Papá es amigo de uno de los administradores. Vamos tengo pases VIP para todos. Podemos ir a donde queramos. Tenemos todo el día.
Los hermanos de Seokjin no lo podían creer. Corrieron a abrazar a su Kookie-hyung, quien no podía sentirse más feliz.
Seokjin se había quedado paralizado. Sabía el costo de cada entrada y...
—Jinnie...tus hermanos han pasado necesidades y dolor...esto es un poquito de felicidad que se merecen ¿no crees? y yo se los puedo dar ahora. Mi padre es rico y tiene amigos e influencias. Gracias a eso podemos hacerlos felices por unas cuantas horas. Yo no quiero que ni tu ni tu familia vuelvan a pasar por esas penurias...Déjame compartir contigo esto...yo recibo de ti mucho más, al amarme cada noche y cada día.
Seokjin lo miró y en ese instante supo que jamás, jamás podría separarse de ese maravilloso chico de sólo 20 años que había conquistado su corazón.
—Te amo—lo dijo con mucha calma y seguridad, mirándolo a los ojos, con los suyos llenos de lágrimas.
—Yo también te amo Jinnie...lo hago desde el primer día.
La burbuja fue rota por Hoseok que tiraba de sus amigos, pues los chicos estaban impacientes por entrar.
Al fin Jungkook mostró sus pases VIP y los pequeños corrieron por todo el parque. Los mayores también, después de todo...era un día para disfrutar y relajarse.
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El Secretario de Papá
FanfictionEsta podría ser la clásica y cursi historia, donde el hijo de 8 años es un pequeño mimado del millonario, que se dedica a hacerla la vida imposible a la niñera de turno, con arañas en la cama, sapos en los delantales y un largo etcétera. En estas hi...