Seis meses cumplía Seokjin trabajando como secretario del señor Jeon. Aunque en realidad ya no tenía ese rol. Era un ejecutivo de negocios y su brazo derecho. Era Rosé quien cumplía esa labor, luego de haber terminado con éxito sus estudios.
Era viernes y ya eran casi las cuatro de la tarde. Cerraba su laptop, para preparase e ir a buscar a Jungkook a la consulta de Namjoon. La terapia estaba funcionando de maravilla y Jungkook cada vez más retomaba su vida, con clases de nivelación en la universidad que le permitirían retomar con éxito su carrera el año entrante. Su carácter también se había suavizado y calmado. De todas formas no había dejado de ser el niño juguetón de siempre, que de vez en cuando le escondía la ropa interior a su novio en los lugares más insospechados.
Cuando llegó a la consulta, Kookie ya se despedía de Namjoon.
—Te veo la próxima semana hyung —había logrado una gran afinidad con él, logrando cerrar varios capítulos de su vida.
—¿Cómo estás Seokjin? Me alegra verte. Debes sentirte orgulloso de tu novio. El progreso es inmenso. Pronto ya no necesitará venir a verme.
Seokjin sonrió complacido. Esa era una gran noticia. Saber que al fin su chico sonrisa de conejo estaba bien, lo llenaba de felicidad.
—Estoy muy bien. A pesar que hoy tuvimos muchas reuniones y estoy un poco cansado. Pero es viernes y Jungkook y yo planeamos divertirnos.
—Eso está perfecto. Kookie me dijo que tu familia ya está en Seúl.
Así era. Hacía tres meses, Jin había podido arrendar una casa sencilla, pero en un buen barrio para su madre y hermanos. Y se habían mudado hace un mes, luego que sus hermanos terminaron la escuela. Ella tenía un empleo de algunas horas en las oficinas del señor Jeon, que le permitía tener un ingreso sin descuidar a sus hijos. Jisoo había insistido pues no quería que su hijo mayor cargara con toda la responsabilidad.
Luego de despedirse de Namjoon, subieron al auto de Seokjin y partieron de regreso a casa. Su plan esa noche era ver una película, comer cosas deliciosas y luego hacer el amor todas las veces que sus cuerpos se los permitiera.
Cuando llegaron a la mansión les llamó la atención un auto estacionado y que no les era conocido.
—¿Papá iba a recibir a alguien? —le preguntó a Seokjin.
—No que yo supiera. Dijo que nos esperaría a comer.., quería que habláramos de la celebración de navidad.
Ambos estaban extrañados y entraron a la mansión. Estaba el señor Choi esperándolos con un rostro un poco desencajado.
—¿Que sucede señor Choi? ¿Papá está bien? —Jungkook y Jin se habían alarmado al ver el rostro de su antiguo empleado.
—Tu padre te espera en el estudio Kookie-ah. Me pidió que fueras con Seokjin en cuanto llegaras.
—¿De quién es ese auto estacionado? —Seokjin comenzaba a preocuparse y un pensamiento cruzó su mente.
—Vayan al estudio y lo sabrán—Jungkook comenzó a caminar hacia el lugar, seguido por Seokjin, quien fue detenido por el señor Choi.
—No te apartes de Kookie. Esa bruja está aquí—Seokjin comprendió de inmediato de quien se trataba y odió saber que su presentimiento era real.
Entró detrás de Jungkook quien ese momento abrió la puerta del despacho, para quedar paralizado.
—¿Mamá? —la mujer que daba la espalda a la puerta se paró y miró a su hijo.
Jungkook sentía como su corazón latía muy rápido. Como su respiración se entrecortaba. Nunca imaginó que esa mujer apareciera en su vida. No ahora que todo iba bien
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El Secretario de Papá
Fiksi PenggemarEsta podría ser la clásica y cursi historia, donde el hijo de 8 años es un pequeño mimado del millonario, que se dedica a hacerla la vida imposible a la niñera de turno, con arañas en la cama, sapos en los delantales y un largo etcétera. En estas hi...