Capítulo Cinco

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Jungkook se paseaba por el centro comercial bastante contento al lado de Jimin. Se probó ropa, zapatos y curioso en una tienda de video juegos. Hacía mucho tiempo que no visitaba un lugar así. Era un chico sencillo, que le gustaba vestir cómodo y no le llamaba la atención la ropa de marca. Pero estaba ahí y aprovechó de renovar un poco su closet.

Además pronto sería el cumpleaños del señor Choi y quería comprarle un buen regalo. Le tenía mucho cariño. Siempre lo defendía y nunca cuestionó su comportamiento. Al contrario, se preocupó de él y le dio el cariño que su padre no sabía darle. Finalmente encontró un hermoso reloj y pidió que lo envolvieran en una elegante caja. Satisfecho volvió con su amigo a casa.

—Jungkook, Tae quiere que vayamos a Daegu a buscarlo. ¿Qué te parece?

Él no estaba seguro de ir. No quería ser un estorbo para la pareja y además... estúpidamente extrañaba su casa. Bueno si era sincero era otra cosa lo que extrañaba. Sus desafíos y peleas con Seokjin. Luego de aquella tonta discusión por teléfono no se habían vuelto a comunicar y... lo extrañaba. Pero se dio cuenta que era una estupidez. Apenas si se habían visto dos días y él había huido a la casa de su amigo. Seguro que Seokjin sólo se estaba dedicando a trabajar y ni siquiera pensaba en él. Así es que le sonrió a Jimin y le afirmó que lo acompañaría.

Pero Jungkook estaba tan equivocado. Efectivamente Seokjin había trabajado muy duro toda su primera semana, sin embargo, inevitablemente al llegar la noche, no podía evitar mirar hacia la habitación vacía del pequeño monstruo. Y lo extrañaba. El chico tenía una sonrisa graciosa y era tan bonito... Suspiró al ver una vez más la cama estirada y al fin se atrevió a entrar y dejar un pequeño recuerdo para el fin de semana que se asomaba y que esperaba Jungkook viera al llegar a casa.

Era viernes y se despidió de un agradecido señor Jeon que se sentía muy satisfecho de la elección que había hecho. Su secretario resultó ser muy hábil para los negocios y eso lo había ayudado a incrementar sus ganancias, las que compartiría con el muchacho. Eso llenó de alegría a Jin, quien pensaba que al finalizar el mes tendría más dinero que nunca en su vida. Podría mudarse y su madre dejaría el trabajo de medio tiempo. Tomó su bolso y salió de la gran mansión. Vería a sus hermanos y su madre y esperaba que al regresar el lunes, su chico conflictivo estuviera de vuelta.

Los hermanos de Seokjin corrieron a abrazarlo en cuanto entró a su pequeño departamento. Pudo sentir el contraste luego de vivir una semana en una mansión. Pero era su hogar, su familia y los amaba.

Durante la cena, les contó detalles de su estadía y trabajo. No les contó eso sí, de las travesuras a las que Jungkook lo había sometido.

Jungkook... otra vez sus pensamientos volaron hacia el jovencito. Nunca se había sentido así y estaba un poco asustado. La verdad era que prácticamente no habían hablado y cuando estuvieron juntos se dedicaron a pelear y discutir. Pero todavía recordaba aquel sutil beso que le había dado. Sí, porque aunque nunca se lo reconocería a Kook, él lo había besado. Simplemente tuvo el impulso al verlo bajo su cuerpo.

El sábado salió con su madre y hermanos a hacer las compras de la semana y aunque todavía no le pagaban, todavía conservaba algunos ahorro de su trabajo como freidor de papas fritas en Mc Donalds.

Luego de almorzar y jugar un rato con sus hermanos, le avisó a su madre que iría a casa de Hoseok.

Jung Hoseok era su mejor amigo. Se conocieron en la universidad, cuando Seokjin pudo retomar sus estudios. Se graduaron juntos y ahora Hoseok o Hobi tenía una muy buena posición en Hyundai. A diferencia de Jin viajaba diariamente a la Capital. Cuando abrió la puerta de su departamento y vio a Seokjin lo abrazó cálidamente. El conocía su historia y sabía por todo lo que su hyung había pasado para terminar sus estudios y poder graduarse.

El Secretario de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora