Capítulo Nueve

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La alarma de su celular sonó y la apagó. Jungkook seguía cual koala, pegado a su cuerpo sin siquiera haber escuchado el ruido. Por eso con cuidado se soltó del agarre, para salir de la cama y comenzar su día. Era especial por varias razones: iría por primera vez a la empresa del señor Jeon y sería presentado como su asistente. Además era el cumpleaños del señor Choi y quería comprarle un chocolate, que Jungkook le había indicado era su favorito. Prefirió que éste siguiera durmiendo. Lo había sentido murmurar dormido, por lo que suponía que tal vez había tenido pesadillas y no había descansado bien.

Seokjin se preguntaba, qué pensamientos tenía Jungkook en su cabeza. A pesar que se había abierto a mostrar más sus sentimientos, sentía que en realidad todavía no podía ver realmente al verdadero Jungkook.

Probablemente el tema de su madre era un tema nada de superado y creía firmemente que debía buscar ayuda profesional. Él trataría de convencerlo de eso. Tenía un amigo de la universidad que era psicólogo. Era prácticamente de su edad y lo había ayudado bastante con sus hermanos y madre, estos últimos años de abandono.

Cuando estuvo listo, se preparó para bajar y hablar con su jefe. Él sabía que los había visto besarse y no quería mentirle. Al contrario deseaba ser lo más sincero que pudiera, pues no quería malos entendidos en su trabajo y tampoco sobre sus intenciones para su hijo.

El señor Jeon, ya estaba sentado a la mesa, cuando Seokjin llegó. Levantó su vista y le sonrió. Eso era algo bueno, pensó Jin. Al menos no parecía molesto por lo que seguro había visto.

Luego de saludar con una formal reverencia y sentarse a la mesa, comenzó a tomar su necesario café. Aquel que tenía que darle el valor de hablar "el tema"

—¿Dormiste bien Seokjin? —Y tan solo esa pregunta fue suficiente para que sus orejas se pusieran rojas preguntándose cómo es que se había dado cuenta que Jungkook había dormido con él.

—Señor Jeon, Jungkook llegó en mitad de la noche, y durmió conmigo, pero no pasó nada. Yo lo respeto mucho y a usted más aún. Él realmente me gusta, nos estamos conociendo y su hijo es lindo y adorable y espero que él pueda aceptar mis sentimientos y que para usted no sea un problema que yo sea hombre. Bueno Kookie dice que usted no dirá nada, pero yo no estoy seguro, porque además trabajo para usted y...

—Seokjin, Seokjin—el señor Jeon llevaba un buen rato tratando de interrumpir a su secretario que no paraba de hablar como si el mundo se fuera a acabar si no lo decía todo de una vez. Como Seokjin seguía con sus orejas rojas disparando como una ametralladora no tuvo más remedio que darle un grito —¡SEOKJIN!

Pobre chico, se quedó con la boca abierta, al sentir como su jefe había levantado la voz. Se imaginó que ahora vendría el discurso final, donde él estaba despedido y con la prohibición de ver a Kook.

—¿Puedes callarte y escucharme? En primer lugar no sabía que Jungkook había dormido contigo anoche. No necesito todos los detalles de su relación...sólo los vi ayer besándose en la piscina. Y no estoy molesto. Y no, no te voy a despedir ni ninguna de esas ideas bobas que deben estar en tu cabeza. Tampoco me sorprende mucho. Pude ver lo bien que se llevaron después de esa broma inicial, del encierro.

Seokjin iba a replicar a eso, pero ¿para qué? No tenía sentido que ahora le explicara todo lo que había sucedido entre ellos.

—Sólo quiero que entiendas que Jungkook es mi único hijo y lo ha pasado muy mal. No quisiera que sufriera otra pérdida. Sabes que él no está del todo bien y probablemente es mucho más inmaduro que tú. Tiene sólo veinte años y bueno ya sabes...por todo lo que pasó. ¿Estás seguro que quieres estar con él?

Vaya. Esas eran las preguntas que uno no solía hacerse muy a menudo por miedo a contestarlas, pensó Jin. Pero esta era una buena ocasión para hacer un rápido análisis de la situación. Jungkook también había temido que lo abandonara. Pero si de algo comenzaba a estar seguro, era que no quería irse, muy por el contrario, comenzaba a tener sentimientos más profundos por el pequeño monstruo y si bien lo asustaba un poco, no se sentía mal. Más bien, tenía miedo que Jungkook no quisiera entregarse por completo por miedo a ser dejado, pero él podía ayudarlo a superar todo eso.

El Secretario de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora