» 🌸 Capitulo trece

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— Me parece demasiado estúpido que me ponga a repetir algo que usted ya escucho perfectamente —Refuta

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— Me parece demasiado estúpido que me ponga a repetir algo que usted ya escucho perfectamente —Refuta.

— Y a mí me parece estúpido que no me digas la verdad y siempre saques pretextos —Contesta molesta.

— ¿De que me hablas?¿A qué te refieres con eso?

— ¿Por qué no me dices la verdad, eh? —Pregunta molesta.

— Porqué no sé de qué me hablas y la verdad es que tampoco te entiendo —Dice— Me tienes fastidio, no querías que te hablara y ahora me reclamas porqué te ignoro... No te entiendo.

— Tampoco sé que me pasa —Le dice— Y lo mejor será que aclaremos esto.

— ¿Qué quiere que le diga? —Pregunta— ¿Espera que le coquetee nuevamente para quedar como la payasa? —Reprocha cruzada de brazos.

— ¿Por qué de payasa?

— Porqué usted no me hace caso, me ignora o me trata mal —Le dice.

— Porqué usted es mi alumna, está prohibido, además usted es menor de edad —Le recuerda.

— El próximo año cumplo los dieciocho —Exclama desesperada— No sea así, por lo menos diga que sí.

— ¿A qué?

— ¿No se le antoja un helado, profesora Jung? —Pregunta coqueta, con aquella sonrisa que siempre mantenía.

— No lo sé...

— Sé que es peligroso y muy travieso invitarla, pero créame que he intentado controlarme, sin embargo, si usted pudiera verse mejor en un espejo...

Eso le había generado una duda grande a la maestra y no pudo evitar preguntarle, porque se sentía en la capacidad de hacerle un interrogatorio, por lo menos antes de aceptar comer un helado.

— ¿Por qué te fijaste en mí? —Pregunta curiosa.

— No puedo creer que me lo pregunte —Rie Canny— Pareces tan arrogante y eres tan idiota

— Si me sigues tratando de esa forma, no comeré ningún helado contigo —Advierte molesta.

— No, no, no. Cómo quieras —Se encoge de hombros— Eres muy bella, en serio —Le dice— Y no sé porqué en realidad me fijé en usted, solo sé que me gustas.

— ¿Te había gustado una mujer antes que yo? —Pregunta seria.

— No sé porqué me pregunta eso —Dice con el ceño fruncido.

— No preguntes, responde.

— No —Contesta confundida— Solamente me gusta una mujer —Murmura— Tú.

— ¿Debería tomarlo bien o mal?

— ¿Por qué mal? —Pregunta curiosa— Eso está bien... Supongo.

Are your brown eyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora