𝓒𝓸𝓷𝓷𝓸𝓷 𝓭𝓮 𝓢𝓪𝓷𝓽𝓲𝓼

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Connon de Santis

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Italia siempre ha sido mi refugio, el lugar donde puedo encontrar la paz en medio del caos de la vida. Desde niño, las colinas verdes, los viñedos interminables y las antiguas ciudades me han dado un sentido de pertenencia que nunca encontré en otro lugar. Cuando Makenzie llegó a mi vida, no imaginé que se convertiría en una parte tan integral de mi mundo.

Nos conocimos hace años, desde que era una pequeña infanta ,también,cuando aún era una adolescente llena de sueños y aspiraciones. Ella estaba rota por dentro, aunque lo disimulaba con una sonrisa que podía iluminar cualquier habitación. Al principio, fui simplemente un amigo, alguien en quien apoyarse cuando el dolor se volvía insoportable. Pero con el tiempo, me di cuenta de que mis sentimientos por ella iban más allá de la simple amistad.

Cuando Nick murió, vi cómo su mundo se desmoronaba una vez más. Fue entonces cuando decidí traerla a Italia, lejos de los recuerdos que la atormentaban en su ciudad natal. Quería mostrarle que, a pesar de todo el dolor, aún había belleza y esperanza en el mundo. Y así, Italia se convirtió en nuestro refugio compartido.

Los primeros meses fueron difíciles. Makenzie apenas hablaba, y sus ojos, que alguna vez brillaron con vida, estaban apagados. Pero poco a poco, con paciencia y amor, empecé a ver destellos de la mujer que había conocido. Caminábamos por los viñedos, nos perdíamos en las estrechas calles de Roma, y encontrábamos consuelo en la tranquilidad del campo italiano.

A medida que pasaban los años, mis sentimientos por ella se volvieron más fuertes. Quería ser el hombre que sanara sus heridas, el que la hiciera creer nuevamente en el amor. Sin embargo, sabía que no podía apresurar el proceso. El corazón de Makenzie necesitaba tiempo para sanar, y yo estaba dispuesto a esperar todo el tiempo que fuera necesario.

Ahora, tres años después de la muerte de Nick, veo un cambio en ella. Sus risas son más frecuentes, sus ojos brillan con una nueva esperanza, y su sonrisa vuelve a iluminar las habitaciones. Me pregunto si ha llegado el momento de confesarle mis sentimientos, de arriesgarme a abrir mi corazón y ver si ella siente lo mismo.

A veces, la miro y veo una vida que podríamos tener juntos, llena de amor y aventuras. Pero también sé que el amor no puede forzarse. Solo puedo esperar que, después de toda la tormenta que ha atravesado, el sol vuelva a brillar para Makenzie, y que tal vez, solo tal vez, podamos construir un futuro juntos.

Esta es nuestra historia, una que puede terminar o comenzar, o simplemente quedar entre nosotros. Solo el tiempo lo dirá.

 Solo el tiempo lo dirá

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Entre Nosotros [TERMINADA] (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora