𝓔𝓵 𝓱𝓲𝓵𝓸 𝓻𝓸𝓳𝓸

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Dos meses después

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Dos meses después

Estos últimos días Connon ha estado demasiado sospechoso y nervioso por la casa incluso Margaret cada vez que están solos y los escucho hablar me uno pero cada uno se va por su lado incluso ignora la escena de hace minutos.

Connon

La luz del atardecer se filtraba suavemente por la ventana del baño, creando un resplandor cálido que envolvía a Mack en un halo dorado. Desde mi posición, sentado en el borde de la bañera, la observaba preparar la espuma de afeitar con una mezcla de concentración y alegría que la hacía aún más hermosa. Su cabello cobrizo caía en suaves ondas alrededor de su rostro y no podía evitar sentir una oleada de ternura y admiración.

Mack se volvió hacia mí con una sonrisa traviesa, la navaja en mano, y se acercó para comenzar su labor. Su toque era seguro y suave, y aunque bromeaba sobre sus habilidades, confiaba plenamente en ella.

-¿Segura que sabes lo que estás haciendo? -le dije, fingiendo una desconfianza que no sentía.

Ella soltó una carcajada, una melodía que siempre lograba hacerme sonreír.

-No te preocupes, estoy en control total -respondió, inclinándose para besarme la punta de la nariz.

El contacto de sus labios era breve, pero cada vez que lo hacía, sentía un calor reconfortante extenderse por mi pecho. Mack continuó afeitándome, robándome besos aquí y allá, su risa mezclándose con la mía en el pequeño espacio. No podía apartar mis ojos de ella, maravillado por la forma en que la luz del atardecer destacaba cada rasgo suyo, cada pequeño gesto de cariño.

En uno de esos momentos, levanté una mano para acariciar su mejilla, disfrutando de la suavidad de su piel bajo mis dedos.

-Eres increíble, te amo lideressa -susurré, perdiéndome en la profundidad de sus ojos.

Ella sonrió, y vi un leve rubor colorear sus mejillas, lo que solo la hacía aún más encantadora.

-Y tú eres un romántico incorregible -murmuró antes de inclinarse nuevamente para besarme, esta vez con más intensidad, transmitiéndome en ese beso todas las promesas y sueños compartidos que llenaban nuestras vidas.

El tiempo parecía detenerse en esos instantes. Cada mirada, cada toque, cada beso robado estaba cargado de un amor tan profundo y sincero que sentía como si el mundo entero desapareciera, dejándonos solos en nuestra pequeña burbuja de felicidad. Mientras la miraba, supe que estos momentos, aunque simples, eran los más especiales de todos. La forma en que Mack me miraba, con una mezcla de amor y diversión, me hacía sentir que, sin importar cuántas veces repitiéramos este ritual, siempre sería único y mágico.

Y fue ahí donde decidí que ya era hora de pedirle que fuera mi esposa, quería que la propuesta de matrimonio fuera única y superara la promesa de anillo, quería que ambos recuerdos permanecieran en su mente. Decidí pedirle ayuda a Yue a Margaret y a los chicos ambos me dieron ideas interesantes pero sabía en el fondo que la idea perfecta estaba en mí, yo la conocía desde pequeña sabia sus gustos más que nadie, sabia sacarle sonrisas y ponerla feliz.

Entre Nosotros [TERMINADA] (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora