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—Dale Bian apurate que ellos ya deben estar por llegar—me apura Valentin desde el piso de abajo. Apago la planchita y me echo un último vistazo en el espejo antes de bajar. Me pongo perfume y bajo con mi cartera de mano pero sin apurarme. A mi me gusta tomarme mi tiempo para arreglarme

—No vamos a llegar tarde—me encuentro con Valen en los pies de las escaleras y me echa una mirada de arriba a abajo.

—Estas re buena—me espera a que baje al último escalón y me rodea la cintura con sus brazos. Le doy un pico y le revuelvo el pelo.

La verdad me esforcé en parecer decente y me compré un vestido de color celeste cielo, me queda suelto de la cintura para abajo aunque remarca cada curva de mi cuerpo a la perfección. Para hacer relucir mis piernas de deportista me puse tacones con brillitos plateados que hace que éstas se vean más largas. En la cara sólo me puse máscara de pestañas y un leve delineado. Me gusta mi resultado final, el gimnasio está dejándome un lindo cuerpo y yo estoy cada vez más cómoda para ponerme lo que yo quiera.

—Estaría más buena si no me apuraras cada vez que vamos a salir, pero bueno hice lo que pude.

Me toma de la mano y vamos a su auto. Hoy organizó una cena con sus mejores amigos y las novias de ellos. Se niega a aceptar que es una cita triple pero sé que si lo es. Según quiere que conozca a sus amigos y que me llevaría re bien con las chicas.

Ya en el camino me pinto los labios con un gloss que sólo tiene brillitos y me arreglo el pelo, tengo un tic con retocármelo a cada rato.

—Amor estás hermosa—me agarra el muslo y me da un apretón. Tiene la mano caliente y yo apoyo la mía encima suyo.

—Tantos halagos, ¿a qué se debe?

—A que tengo una novia hermosa y la quiero halagar, ¿cuál es el problema?

¿Me habrá puesto los cuernos?

Él sería incapaz de hacerlo.

Llegamos al restaurante y es muy lindo aunque yo me esperaba algo más tranqui, más informal. Total sólo nos vamos a ver con sus compañeros de equipo y sus parejas. Con su nombre nos toma la reserva y nos ubica en la mesa en la que las parejas ya están ubicadas.

—Buenas noches, disculpen si nos demoramos mucho—dice mi novio haciendo que ellos se den cuenta de nuestra presencia.

Primero me fijo en una de las chicas, una rubia hermosa con un vestido blanco largo que va bastante acorde al restaurante, no como el mío que es más primaveral. Está maquillada apenas y no sonríe ni siquiera cuando nos ve en frente suyo. Se queda quieta mirándonos esperando a que nosotros la saludemos. Por otro lado, la chica que está al frente suyo nos sonríe como si nos conociera de hace tiempo. Ella es Ambar, lo sé porque la sigo en Instagram. Es una rubia con una sonrisa enorme y hermosa. De vez en cuando hablamos por Instagram, la empecé a seguir porque me gustaban las cosas que subía.

A diferencia de la primera chica, su novio sí se levanta y abraza a Valen y lo palmea en la espalda.

—Queda anotado para la próxima que llegues tarde. Y te lo perdono porque trajiste un hermoso regalito—esto último lo dice bajo para que su novia no lo escuche. Sé que se refirió a mi porque cuando lo dijo me clavó los ojos encima y no me los sacó.

—Ella es Bianca, Bian él es Agus—nos presenta Colo y Agus se acerca a mi sonriendo y me da un beso en el cachete. En el instante no puedo evitar fijarme en lo lindo que es. Tiene ojos claros y una sonrisa muy contagiosa. Le siento su perfume cuando se separa de mi. A Fede ya lo conozco asique lo saludo como lo saludo cada vez que lo veo.

—¿Cómo estás Bian? Este colorado te tiene bastante encerrada últimamente, ¿puede ser?

—La verdad ando un poquito ocupada en el club. Eso y el trabajo—Barco siempre me invita a salir con él pero como se suman sus amigos yo nunca salgo. Prefiero que pase tiempo con ellos y después conmigo—. Hola Ambar ¿cómo estás?—la saludo y ella se levanta sonriéndome. Me abraza con familiaridad y me contagia su buena onda.

Agustin GiayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora