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El entrenamiento terminó hace como una hora pero sigo practicando sola en el gimnasio. Despejo mi mente y de paso trato de mejorar mis puntos débiles para levantar esa mala racha que vengo cargando hace tiempo.

Golpeo fuerte la pelota y la lanzo para arriba una y otra vez mientras intento no pensar en nada: solo enfocarme en lo que estoy haciendo.

—Amor—Barco entra al gimnasio con su conjunto de entrenamiento.

—¿Qué haces acá?

—Te estaba esperando para ir a casa pero como no salías más te vine a buscar. ¿Qué haces?

—Practico.

—No necesitas practicar de más, ya sos muy buena.

—Se nota que no viniste a verme el otro día.

Valen se queda callado solo mirándome.

—Igual ya me iba, tengo que ir a trabajar.

—Te llevo.

Subimos al auto y pongo música porque no tengo ganas de hablar pero tampoco estar en silencio. Una llamada interrumpe la lista  que acababa de reproducir.

—¿Este chico no hace otra cosa en el día que no sea interrumpir?—me quejo de Agus. Siempre que estamos juntos lo llama a Valen, parece que lo hace a propósito.

—Giay—lo saluda Barco y yo me callo para escuchar.

—Que onda Valen, ¿al final si venis a lo de hoy o no te dejan como el otro día?

Lo miro de reojo.

—Si obvio que voy.

—Van a ir Brisa y Mara.

Ahora lo miro frunciéndole el ceño. Voy a matar a Agus.

—Dale Agus hablamos muy tarde.

—Bianca trabaja, ¿no? No vaya a ser que le pique la de salir y nos crucemos.

—Si trabaja. Te llamo más tarde.

—No arrugues coloradito que ya tenes fila esperándote.

Barco le cuelga para que no pueda decir más nada.

—¿Fila de qué tenes?

—De nada amor, voy a salir con los chicos a bailar un rato hoy, y después voy a tu casa a dormir.

—No te invité a casa a dormir.

—¿Puedo ir a tu casa a dormir?

—No.

—¿Te enojaste?

—No Valen. Pero no quiero que vayas a casa, seguro salís re tarde y yo voy a estar durmiendo al pedo vas a ir.

Llegamos a mi trabajo y le doy un beso de despedida.

—Te cuidas Valentin. Que Agus y tus amigos hagan lo que quieran pero vos no. Cuidado porque tengo ojos en todas partes.

—Me porto bien amor te prometo.

•••

Estoy yendo a la casa de Agus a buscar a Valen porque no cumplió la promesa de portarse bien y se puso de un pedo que no puede ni mantenerse de pié.

Él no suele tomar mucho en las juntadas, por eso me sorprende que Agus me haya llamado pidiéndome que vaya a rescatar a mi "príncipe azul".  La verdad no tengo ni ganas de ver a Giay después de escucharlo hablar en el
auto como si nada. Incentivando a Valen con la fila que supuestamente lo está esperando.

Llego a su casa y toco el timbre. Agus me abre en bolas, con una toalla rodeándole la cintura y una sonrisa de oreja a oreja.

—Llegó mi postre.

—Lastima que no te lo vas a comer. ¿Dónde está Valen?—paso a su casa y como
no hay rastros de él en la sala voy a su habitación. Tampoco hay nadie—. ¿Y Valen?

—¿Quién es Valen?—se hace el confundido cerrando la puerta de la habitación atrás suyo.

—Valen. Mi novio, ese por el que me hiciste venir hasta acá.

—Yo no conozco ningún Valen.

Se me acerca haciéndome retroceder y sentarme en la cama. Pone ambos brazos alrededor de mis caderas y acerca sus labios a los míos.

—Que te crees que estás haciendo—le volteo la cara cuando intenta darme un beso.

Agus no entiende el porqué del rechazo.

—¿Dónde está Valentin? ¿Lo dejaste sólo con tu ex novia? ¿O con Mara?

No me responde. No esperaba que yo supiera eso.

—¿Con cuál de la larga fila lo dejaste hoy?

—Bian...

—¿Con quién está, que tanto lo cubrís?

—Con nadie, cálmate Bian. Lo dejé en su casa.

—Si y te pensas que me como los mocos.

—Sé que te comes cada cosa, pero los mocos no—intenta bromear pero yo lo miro serio–. Tranqui Bian en serio está en su casa.

—Yo no sé cuál es el fetiche que tenes con Valen y compartir chicas pero lo cortamos acá, ¿no?

—¿Qué decis?

—Obviamente les gusta intercambiar chicas, pero a él no lo voy a dejar mientras esté conmigo, que esté con ninguna de tus ex. Y estoy segurísima que me trajiste acá para distraerme y que no me entere.

—Estás diciendo boludeces—parece que se está enojando pero no me impora. Yo estoy el doble de enojada.

—Es más, seguro que él sabe que vos y yo nos estamos comiendo.

—¿Ah si? Anda y preguntale. Es más, vamos a su casa y te como en frente suyo a ver cuánto sabe de nosotros.

—No me gusta esto Agus. Ustedes dos son muy lindos, pero juntos son terribles.

Agus baja ocho mil cambios y se sienta en la cama pareciendo cansado.

—Bian, si te hace sentir más segura te llevo ahora a la casa de Valen para que veas que no está haciendo nada malo. Te lo juro, está rendido de alcohol en el colchón y no creo que se levante hasat pasado mañana.

Algo en sus palabras o en su forma de contarme las cosas hace que yo le crea lo que me dice. Se ve muy vulnerable y sincero.

—Yo sé que lo que hacemos se ve muy mal desde afuera, soy consciente. Pero ya te dije que con vos no estoy jugando Bian. Lo que haga Barco no puede chuparme más un huevo, podes preguntarle por vos misma porque yo en eso sí que no me voy a meter.

—¿Osea conmigo si te metes pero con lo demás no o como es eso?

—Yo con vos si me meto. Pero en sus problemas déjenme afuera, yo solo quiero cogerte y listo.

—Ah perfecto, gracias por alcararme, la verdad pensé que te estabas enganchando en serio—digo sarcástica tomándole el pelo.

—No me refiero a eso y lo sabes..—me agarra de los muslos y me acerca a él. Me abraza el culo y apoya su cara en mi abdomen—. Me parece que deberíamos dejar de hablar y empezar a disfrutar el tiempo que tenemos, ¿no?

—Puede ser que esta vez tengas razón.

Giay reparte besos por mi abdomen y va subiendo por mis pechos, besando ambos y acariciando mi culo en el proceso.

Agustin GiayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora