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El jueves llega y yo todavía no hablé con Barco, aunque igual acepté la invitación de Agus de venir a verlo jugar. Fue en parte y parte yo quiero verlo a los dos.

Estoy con Alexis, un amigo de Agustín que me dijo que me podía ayudar a ubicarme y a sentirme segura entre tantos hinchas. A parte de Alexis, lo acompañan dos chicos más que se presentaron conmigo pero ya olvidé sus nombres porque no les presté mucha atención. Uno con pelo blanco y piercings por todos lados y el otro morochito tranquilo que está más en la suya que en cualquier lado.

—Nosotros vamos por este pasillo porque tengo fé de cruzarme a Román y pedirle una foto—me dice Ale mientras caminamos por unos pasillos que ni idea donde me está metiendo pero si Agus me lo encajó debe ser de confianza y conocerse la cancha como la palma de su mano.

—Él siempre dice lo mismo pero nunca se cruza a nadie—me dice el de pelo blanco que desde que nos juntamos no me saca la mirada de encima. No le doy mucha bola a ver si se da cuenta que no quiero que me hable. Las únicas personas que quiero que me hablen deben estar por algún lugar de estos largos pasillos pero andá a saber en cuál de todos.

—Está bien lo último que se pierde es la esperanza—lo aliento a Alexis. Él es muy simpático y habla hasta por los codos.

Cruzamos en un pasillo en donde hay varios futbolistas de Boca, todos dispersos y divirtiéndose como si no estuviesen a punto de jugar un partido importante, parecían nenes jugando. Lo busco a él por todos lados y lo encuentro en un rincón riéndose con su compañero Zeballos. Debió darse cuenta de mi mirada o algo porque levantó la mirada y me encontró.

—Bueno no es Román pero igual estos son unos capos—dice Alexis decepcionado de no encontrarse a Riquelme. Yo casi no le presto atención, quiero acercarme a Valentín y hablarle pero tengo miedo de que me raje a la mierda en frente de todos. No parece muy contento de verme porque ni se mueve, pero yo sigo avanzando con los chicos por el pasillo pasando por al lado suyo. No puedo creer que a pesar de ser novios tenga que hacer como si no lo conociera sólo porque tuvimos una discusión.

Cuando siento que no puede dolerme más su actitud ni la mía, siento como me agarra la mano y me pega a él. Vuelvo a oler su colonia y vuelvo a sentir su corazón cuando me acerca a él.

—¿No me pensas dar un beso de la buena suerte?—me abraza por la cintura y mira atrás mío. Él sólo quiere marcar territorio con los chicos que me acompañan pero honestamente no me importa. Lo vuelvo a tener cerca después de un tiempo y me siento aliviada.

—Ah, estaba esperando que rompas la ley del hielo.

Él no me responde sólo une sus labios con los míos y escucho unos griteríos atrás pero no me importa para nada porque sólo estoy concentrada en la boca de Valen sobre la mía. Lo abrazo de la cintura y le sigo el beso sin necesidad de decirle que lo extrañe pero demostrándoselo con mis besos.

Algo se siente diferente. Me gusta, lo extrañaba y quisiera estar así el resto de la tarde pero algo no se siente como antes.

—Te extrañé—me dice mirándome a los ojos. Lo quiero. Lo quiero tanto. Le doy un pico y me separo bajando mis brazos de alrededor suyo.

—Me tengo que ir, te veo más tarde.

Vuelve a mirar atrás mío y me frunce las cejas.

—¿Y esos quiénes son?

—Ah, son amigos de Agus. Me dijo que me podían cuidar mientras estaba en la cancha.

—¿Agus te invitó a la cancha?

—Sip.

—¿Desde cuándo son tan unidos?

Me sentía en un interrogatorio pero no iba a ponerme nerviosa porque sino iba a empezar a decir boludeces.

Agustin GiayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora