◇ Amigas increíbles

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Cuando acabamos de comer, nos sentamos todos en la sala, Marta y Lucía compraron un parqués, me gustaba más así que estar pegadas a la pantalla

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Cuando acabamos de comer, nos sentamos todos en la sala, Marta y Lucía compraron un parqués, me gustaba más así que estar pegadas a la pantalla. Al principio del juego Camilo comenzó ganando, pero, Lucía de repente empezó a matar todas sus fichas, fue muy gracioso verlo sufrir por esto.

En cuanto acabamos de jugar nos fuimos al cuarto de Marta para escoger la ropa que me regalaría, Camilo se quedó dormido en el mueble, parecía agotado, lo peor es que ya debía alistarse para ir a trabajar.

—¿Cómo te verás con shorts?— inquirió Lucía

—No soy muy fan de la ropa corta, prefiero más los vestidos y los pantalones largos— respondí sincera

—Además aquí hace mucho frío, sólo uso pantalones cortos cuando viajamos a Barranquilla— añadió Marta

—Ah sí, Morita, en Barranquilla viven nuestros abuelos, los padres de mi papá— comentó Lucía

—¿Si?— pregunté con curiosidad

—Sí, tienen un supermercado muy bonito en el norte de la ciudad— me indicó Marta

—Oye, Morita, ¿quieres ir con nosotras al parque? Allá nos reunimos con nuestras amigas del barrio— inquirió Lucía

—Claro que sí, así podría hacer más amigas— respondí

—Genial, entonces vamos— Lucía se levantó de la cama

—Ay Luci, cálmate, primero acabemos con la ropa— exigió Marta

—Chicas, Camilo me dijo que se mudaría... entonces, podría usar su habitación, me lo pidió ahorita— dije para sacar temas, quizá así podrían darme más información sobre su novia

—Ah, ¿se piensa mudar? Seguro es con la Catalina esa— exclamó Lucía enojada

—¿Catalina es su novia?— pregunté

—Sí, nos cae mal, tiene tatuajes, se la pasa fumando, es súper vulgar— relataba Lucía—, mi mamá le dijo que ya no quería verla más, supongo que por eso se mudará

—Ya veo... — susurré

—Tranquila, mejor que Camilo se mude, lo único que extrañaremos de él será su comida— se burló Marta

—¿No se llevan bien con su hermano?— me atreví a preguntar

—Es muy engreído, sólo porque se la pasan consintiéndolo a cada rato, es muy fastidioso a la hora de presumir— me contestó Lucía.

Aquella descripción no encajaba con el Camilo que yo conocía, no supe que decir, el tema se desvaneció como si fuera nada, las chicas me contaban quienes eran sus amigas. Así que, en cuanto acabamos de escoger la ropa, salimos hacia el parque, Camilo seguía profundamente dormido en el mueble.

◇ ◇ ◇ ◇

En cuanto llegamos al parque, nos acercamos a un grupo de tres chicas, me miraron con curiosidad, se veían tan bonitas, sentí que no encajaría con ellas.

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