FLASHBACK
Después del funeral de mi abuela, volví junto a la profesora Karina Rodríguez al orfanato, a pesar de ser un edificio colorido, yo lo veía tan gris, aunque tuviera una bonita vista hacia el gran cerro, el aire deprimente no se lo quitaba ni la buena comida.
Habían tardado mucho en medicina legal, intentando averiguar el porqué del paro cardíaco de mi abuela, era algo inexplicable para mí, había hablado por horas con la mujer que no me dejaba sola para nada, pero, ella no me diría nada, frente a sus ojos yo era una niña, seguramente Karina pensaba que yo no entendería nada, pero, estaba segura que lo entendería todo, tal vez mi abuela Yolanda habría tenido una pesadilla, tal vez se habría levantado en algún momento o simplemente ya no soportaba el intenso dolor del cáncer y se había dejado llevar por la paz.
La hermosa y elegante mujer me dejó en mi cuarto, me dijo que descansara un poco, que luego de unos días no dolía tanto, sólo me quedaba sonreír sin responder, si articulaba alguna palabra lloraría. Miraba fijamente las tablas del camarote de arriba, por dentro sentía un gran apretón, un vacío tan horrible, mi pecho era como un abismo, sentía que todo ahí estaba roto, hecho trizas, sólo así podía describirlo, cosas peores podría decir, sólo que no quisiera deprimir a nadie más con mis pensamientos, pensamientos que irían empeorando con el tiempo, no importaba lo que dijera Karina, siempre me dolería, siempre dolería demasiado.
◇ ◇ ◇ ◇
Luego de algunas horas.
Bajé al comedor, sentí algunas miradas sobre mí, eso me hacía sentir incómoda por lo tímida que era yo, Karina me indicó que debía hacer la fila para recibir la cena, que así debía ser para las tres comidas del día, asentí como respuesta, su mirada triste me hacía sentir mal, pero, de verdad estaba destrozada, la mujer se dirigió de vuelta a su oficina y yo me acerqué a la fila que era muy larga.
Un rato después, dos chicas se metieron frente a mí, me miraron intimidantes, quizá esperaban algún reclamo mío para poder golpearme, yo no tenía fuerzas para eso, estaba cansada nada más, cansada de estar sola, cansada de llorar, cerré los ojos unos segundos y bajé la mirada; me sentía tan débil, tan frágil que no quería que me vieran así, las observé de reojo, habían dejado de mirarme, de pronto una de ellas se colocó detrás de mí, respetando mi lugar.
-Sandra, ¿qué haces? - preguntó la que seguía delante de mí.
-Nada, cállate- exclamó Sandra con molestia.
Cuando recibí mi comida, busqué donde sentarme, había pocos puestos vacíos, me senté en una mesa donde había sólo chicos, ellos no me miraron feo, ni siquiera notaron mi presencia, en momentos me encontraba con la mirada de la tal Sandra, era bastante fría, terrorífica, pedía a Dios que aquella chica no me molestara en ninguna otra ocasión.
◇ ◇ ◇ ◇
Un pequeño recuerdo en el orfanato.
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Algo Inesperado
RomansaCarmen no tuvo una buena infancia, sin embargo, tuvo momentos buenos que la mantuvieron de pie, cuando salió del orfanato, comenzó la búsqueda de una mujer que la apoyó mucho años atrás. Cuando pudo encontrar a esa gran amiga, le pidió ayuda para re...