Capitulo 11

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Al llegar a la finca de Giyuu, Goyo notó una atmósfera inusualmente tranquila. Algo no estaba bien. Su instinto se activó de inmediato, y sus sentidos se agudizaron, buscando cualquier señal de irregularidad.

Con Sanemi e Iguro.

Iguro esculcaba la habitacion de Tomioka.

Vaya, es idiota si que no tiene nada, aunque debo admitir que es ordenado.

En eso su serpiente empieza a hacer ruido.

Iguro: que pasa kaburamaru?

De la nada empezo a escuchar pasos.

Iguro: Maldicion, goyo regreso, debo esconderme.

Iguro rápidamente buscó un lugar para esconderse mientras los pasos se acercaban. Se deslizó detrás de un armario grande, asegurándose de que Kaburamaru se quedara quieto y en silencio. Los pasos se hicieron más fuertes y pesados, y la figura de Goyo apareció en el umbral de la puerta.

Goyo se detuvo, observando la habitación. Algo no cuadraba. Sus ojos, siempre agudos y atentos, notaron pequeños detalles fuera de lugar. Los instintos de Goyo se dispararon, sabiendo que alguien había estado allí.

Goyo: Susurrando para sí mismo "¿Quién ha estado aquí y qué buscaban?"

Mientras tanto, Sanemi estaba en otra parte de la finca, también buscando pruebas. Sentía que estaban cerca de descubrir la verdad, pero sabía que si Goyo los atrapaba, la situación podría volverse peligrosa rápidamente.

Sanemi: Pensando "Debemos ser rápidos y cuidadosos. No podemos dejar que Goyo nos descubra."

De repente, Goyo salió de la habitación y se dirigió hacia la parte trasera de la finca. Iguro aprovechó el momento para salir de su escondite y dirigirse hacia Sanemi.

Iguro: En un susurro "Sanemi, Goyo está aquí. Debemos ser rápidos. No encontré nada en la habitación de Tomioka, pero estoy seguro de que hay algo más aquí."

Sanemi asintió, consciente de la gravedad de la situación. Los dos pilares se movieron con cuidado, buscando cualquier pista que pudiera delatar la presencia de un demonio.

Mientras tanto, Goyo seguía explorando la finca, sus sentidos en alerta máxima. Sabía que algo estaba mal, pero aún no había descubierto qué era. Se movía con la gracia y la precisión de un cazador experimentado, listo para cualquier cosa.

Goyo: "¿Quién está aquí? No puedo dejar que esta intrusión quede sin respuesta."

Sanemi e iguro se movian en silencio.

Iguro: sera mejor irnos, vendremos otro dia.

Sanemi: pero, que tal si estamos dejando pasar por alto algo.

Iguro: pues la proxima vez lo veremos pero si goyo nos atrapa, nos meteremos en problemas.

Sanemi: "Está bien, pero la próxima vez debemos ser más cuidadosos y rápidos. No podemos permitir que Goyo sospeche de nosotros."

Iguro asintió y comenzaron a retroceder, moviéndose en silencio hacia una salida menos vigilada de la finca. Kaburamaru, la serpiente de Iguro, se deslizó sigilosamente detrás de ellos, manteniendo su presencia tan oculta como fuera posible.

Mientras tanto, Goyo continuaba su patrullaje. Aunque no había encontrado aún a los intrusos, su intuición le decía que algo estaba fuera de lugar. Caminaba por los pasillos con un aura de autoridad y determinación, sus sentidos en alerta máxima.

Goyo: "No hay forma de que haya imaginado esos detalles fuera de lugar. Alguien ha estado aquí, pero ¿quién y por qué?"

Al llegar a la parte trasera de la finca, Goyo notó una puerta ligeramente entreabierta. Se acercó cautelosamente, empujando la puerta con una mano mientras la otra se mantenía lista para desenvainar su arma en caso de necesidad. El cuarto estaba oscuro, pero la luz de la luna proporcionaba suficiente visibilidad para que Goyo pudiera ver que algo había sido movido recientemente.

Satoru Gojo En Kimetsu no YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora