Con Goyo.
Este vestia una bata blanca, con unos pantalones blancos y una camisa blanca.
Nakime decidio hacer unos deberes en la finca asi que estaba solo por ahora.
Mientras observaba el movimiento de las hojas de los árboles, su mente volvió a los momentos más críticos de las batallas. Recordaba la desesperación, la ira, el dolor y, finalmente, la redención que encontró al derrotar a Muzan y proteger a aquellos a quienes amaba. También pensó en los sacrificios y en cómo su vida había tomado un rumbo inesperado desde que llegó a este mundo.
"Al final, nunca imaginé que encontraría algo más allá de las batallas," murmuró para sí mismo. "Que encontraría... una razón para querer algo más que solo luchar."
Pensó en Nakime, en los momentos que compartieron, en cómo ella le mostró que era posible vivir y amar, no solo proteger y destruir. Goyo nunca había creído que pudiera tener una vida más allá de la espada, pero ella cambió eso. Y también pensó en Giyuu y en los demás, en cómo sus relaciones con todos ellos lo habían transformado. Pero habia alguien que jamas olvidaria, Aiko, la primera chica que se gano su corazon, apesar de haber sido mandada por Muzan, ella lo amo genuinamente.
Me enseñaste lo que era amar, incluso cuando el mundo parecía oscuro y traicionero," pensó, sintiendo una mezcla de gratitud y tristeza. "Lo que tuvimos... lo que compartimos... no fue falso, a pesar de todo."
Recordó sus risas, sus conversaciones bajo la luna, cómo ella le mostraba momentos de humanidad y vulnerabilidad en medio de un mundo lleno de caos. Aiko fue un rayo de luz en su vida, uno que lo ayudó a ver más allá del guerrero que creía ser. Pero también fue una pérdida que dejó una cicatriz en su alma, un recordatorio de que el amor podía ser fugaz, pero verdadero.
"Aiko, siempre serás una parte de mí," murmuró con suavidad. "Tu amor fue real, y por eso te recordaré. No importa cuántos años pasen ni cuántas veces encuentre razones para sonreír nuevamente, siempre tendrás un lugar en mi corazón."
Goyo exhaló, dejando que el aire liberara un poco del peso que sentía. Se permitió una pequeña risa al recordar cómo había sido al principio. Su actitud arrogante y narcisista había sido una máscara, una forma de protegerse de un mundo que siempre lo había empujado a ser el más fuerte, el mejor, el invencible. En su mundo anterior, ser invencible significaba ser intocable, tanto emocionalmente como físicamente. Pero, en realidad, lo que sentía era un profundo vacío, una soledad que intentaba esconder tras su comportamiento altivo.
"Me creía intocable, inalcanzable para cualquiera," murmuró, reflexionando. "Pensaba que el amor era algo que los débiles buscaban, un lujo que yo no podía permitirme. Pero estaba equivocado. Estaba tan equivocado."
Desde que llegó a este nuevo mundo, había conocido a personas que lo hicieron replantearse todo. Giyuu, con su lealtad y honestidad; Nakime y Aiko, con su amor incondicional y paciencia; Kanae, Shinobu y hasta los demás pilares. Todos habían contribuido a romper esa barrera que él mismo se había impuesto.
"El poder no lo es todo," pensó. "El amor, la amistad, la conexión con los demás... eso es lo que le da sentido a todo."
Sintió una mezcla de gratitud y vergüenza al pensar en cómo había cambiado. Ya no era solo el Goyo arrogante que usaba su fuerza como excusa para alejar a los demás. Ahora entendía lo que significaba amar y ser amado, lo que significaba luchar no solo por sí mismo, sino por quienes le importaban.
Mirando hacia el horizonte, prometió en su interior que nunca permitiría que su pasado lo definiera por completo. Había cambiado, y seguiría cambiando. Por Aiko, por Nakime, por todos aquellos que lo amaban y lo habían ayudado a ser más que una simple máquina de guerra.
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Satoru Gojo En Kimetsu no Yaiba
AksiDespues de morir en su pelea contra sukuna, gojo despierta en un mundo diferente al de el.