Capitulo 1

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Los dejo, volví a fracasar.

Geto: Hola, Satoru.

Goyo: ¿Eh? ¿Dónde diablos estoy? Y qué es este lugar... -sus ojos escudriñaban el entorno, buscando a sus camaradas-.

Gueto: ¿Has perdido?

Goyo: Supongo. La verdad es que estoy bastante confundido, ya sabes.

Gueto: Es normal después de todo lo que ha pasado. No eres el más fuerte, ¿verdad? Jajaja.

Goyo: ¡Qué engreído! -un puchero asomó en sus labios-. Aunque... creo que habría ganado si hubieras estado allí, dándome una palmada en la espalda.

Gueto: ¿Seguimos siendo amigos, entonces?

Goyo: Por supuesto. Eres mi amigo, el único que he tenido.

Una fuerza misteriosa me separó de mis antiguos camaradas, y por más que luchaba por regresar, me sentía arrastrado, como si estuviera siendo absorbido por algo.

Mis fuerzas me abandonaron, me sentí anestesiado, ¿qué estaba sucediendo?... -mis palabras se desvanecían mientras me desmayaba-.

Cuando recobré la conciencia, todo lo que podía distinguir eran voces y figuras borrosas a mi alrededor. El suelo bajo mis manos, el viento en mi rostro...

Al abrir los ojos, una sensación de incredulidad me invadió al mirar mis extremidades.

¿Qué está pasando? Mi cabeza late con dolor, y mis ojos... ¡ardían!

Busqué frenéticamente a Sukuna, el Rey de las Maldiciones, pero no había rastro de él en ninguna parte. ¿Dónde demonios estaba?

En ese momento, me elevé hacia el cielo con toda mi potencia, buscando desesperadamente algún rastro del Rey de las Maldiciones. Pero lo que vi me dejó petrificado.

¿Qué es esto? ¿Estoy en Tokio? No, no puede ser. No hay energía maldita por ninguna parte. Incluso en las ciudades más pequeñas, siempre había sentido algún rastro de ella.

¿Una extensión de dominio? Me siento asfixiado, incapaz de respirar con normalidad. Necesito encontrar a los demás...

Permanecí desmayado durante aproximadamente 12 horas.

El sonido de las aves y el aroma de la comida me ayudaron a recobrar la conciencia poco a poco.

¿Estoy vivo? -me pregunté, recomponiéndome-. ¿Cómo es posible? He perdido, no hay duda de eso, pero aquí sigo. ¿Dónde diablos estoy?

Entonces, una voz me sacó de mis pensamientos.

??: ¡Ey, tú!

Goyo: ¿Yo?

??: Sí, tú. No pareces ser de por aquí, ¿verdad?

Goyo: No... Creo que no. Estoy bastante seguro de que estoy en Japón, reconozco la arquitectura y entienden lo que digo. ¿Sabes dónde estoy?

??: Estás en la Ciudad de la Lujuria y la Diversión, en el grandioso Distrito Rojo.

Goyo: ... ¿Vaya...?

??: Parece que tienes hambre. Puedes venir a mi restaurante a comer.

el estomago de goyo rugio.

goyo: bueno, no me caeria mal un bocado.

¡Perfecto! Sígueme, te llevaré a mi restaurante. El extraño guió a Goyo por las calles del Distrito Rojo, atravesando callejones animados y luces de neón brillantes.

Goyo siguió al extraño, su estómago todavía gruñendo con insistencia. A pesar de estar confundido por su situación, la perspectiva de una comida caliente le reconfortaba un poco.

Satoru Gojo En Kimetsu no YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora