Escapadas y Aventuras

12 2 0
                                    

El invierno seguía avanzando, cubriendo la ciudad con una capa de nieve brillante y un frío penetrante. Para Jisung y Minho, cada día se convertía en una oportunidad para fortalecer su amistad y encontrar un respiro en medio de sus vidas complicadas. Minho, siempre buscando maneras de alegrar a su amigo, había decidido que necesitaban una aventura, una escapada que les permitiera olvidar sus problemas aunque fuera solo por un día.

-¿Has patinado sobre hielo alguna vez? -preguntó Minho una mañana, con una chispa de emoción en sus ojos.

Jisung, envuelto en su bufanda y con las mejillas enrojecidas por el frío, negó con la cabeza.
-No, nunca. -respondió, intrigado por la idea-. ¿Por qué lo preguntas?

Minho sonrió ampliamente, su entusiasmo evidente.

-Conozco el lugar perfecto. Hay un lago congelado fuera de la ciudad. Es hermoso, y apenas va gente. Pensé que podríamos pasar el día allí, patinando y simplemente disfrutando.

La propuesta sonaba irresistible. Jisung, necesitado de un escape, aceptó sin dudarlo. Así, una mañana fría, ambos se encontraron en la estación de tren, listos para la aventura. Minho había preparado todo: llevaba dos pares de patines y una mochila llena de provisiones.

El trayecto en tren fue relajante. A través de las ventanas empañadas, Jisung observaba cómo el paisaje urbano se desvaneció, dando paso a campos cubiertos de nieve y árboles desnudos. El bullicio de la ciudad quedó atrás, reemplazado por una calma que solo la naturaleza invernal podía ofrecer.

Al llegar a su destino, Minho y Jisung caminaron unos pocos kilómetros hasta llegar al lago. El paisaje era impresionante: el lago, completamente congelado, reflejaba el cielo despejado y los árboles circundantes. Todo estaba en silencio, como si el mundo entero se hubiera detenido para permitirles disfrutar de ese momento.

-Es... increíble. -dijo Jisung, asombrado por la belleza del lugar.
Minho sonrió, complacido con la reacción de su amigo.

-Sabía que te gustaría. Vamos, ponte los patines. -dijo mientras se agachaba para ajustar los suyos.

Con cierta torpeza, Jisung se puso los patines y se levantó, sintiendo la falta de equilibrio inmediato. Minho, más experimentado, lo tomó de la mano y lo guió hacia el hielo.

-Solo relájate y deja que fluya. -dijo Minho-. Si te caes, no te preocupes, estoy aquí para ayudarte.

Al principio, Jisung luchó por mantenerse en pie, riendo cada vez que sus piernas se movían torpemente. Minho, siempre paciente, lo sostenía y lo animaba. Poco a poco, Jisung comenzó a encontrar su equilibrio, y pronto ambos patinaban juntos, deslizándose sobre el hielo con una libertad que nunca antes había experimentado.

El día estuvo lleno de risas y momentos inolvidables. Minho y Jisung se desafiaron a pequeñas carreras, intentaron piruetas torpes y se cayeron numerosas veces, pero cada caída sólo les provocaba más risas. El mundo, con todos sus problemas y desafíos, parecía muy lejano en ese momento.

Después de unas horas, se sentaron en una banca cerca del lago, compartiendo una botella de chocolate caliente que Minho había traído. Jisung miró a su amigo, sintiendo una gratitud profunda por este día perfecto.
-Gracias, Minho. Realmente necesitaba esto. -dijo, su voz llena de sinceridad.
Minho sonrió y dio un sorbo al chocolate caliente antes de responder.

-No tienes que agradecerme, Jisung. Me alegra poder compartir estos momentos contigo. Todos necesitamos escapar de vez en cuando.

El sol comenzaba a descender, tiñendo el cielo con tonos de naranja y rosa. La luz del atardecer hacía que el hielo del lago brillara como si estuviera cubierto de diamantes. Sentados uno al lado del otro, Minho y Jisung disfrutaron de la tranquilidad del momento, sabiendo que, aunque el día llegaba a su fin, los recuerdos y la fuerza de su amistad perdurarían.
Minho rompió el silencio con una idea.

-¿Sabes? Deberíamos hacer esto más seguido. No solo patinar, sino encontrar lugares hermosos como este, donde podamos olvidar nuestros problemas por un rato. -sugirió, su voz llena de entusiasmo.
Jisung asintió, encantado con la idea.

-Me encantaría. Estar contigo hace que todo parezca más fácil de llevar. -admitió, su mirada encontrando la de Minho.
Minho se acercó y le dio un leve apretón en el hombro.

-Siempre estaremos el uno para el otro, ¿recuerdas? -dijo con una sonrisa-. Prometimos eso, y no es una promesa que tomó a la ligera.

El viento frío soplaba, pero Jisung no sentía el frío. La calidez de la amistad de Minho lo envolvía, dándole fuerzas para enfrentar lo que viniera. Mientras el sol se ocultaba y las estrellas comenzaban a aparecer, ambos jóvenes se levantaron y, con una última mirada al lago, comenzaron su camino de regreso.

El trayecto de vuelta estuvo lleno de conversaciones ligeras y planes para futuras aventuras. Al llegar a la estación de tren, el mundo real comenzaba a infiltrarse nuevamente en sus pensamientos, pero la tranquilidad y felicidad del día los acompañaban.

En esa escapada, Minho y Jisung no sólo encontraron un momento de paz, sino también la certeza de que, mientras estuvieran juntos, podrían enfrentar cualquier desafío. Su amistad, forjada en las risas y caídas sobre el hielo, se había convertido en un refugio inviolable, una fuente de fuerza y consuelo inagotable.

Y así, con el corazón más ligero y el espíritu renovado, volvieron a la ciudad, sabiendo que el invierno más frío podría ser soportable mientras se tuvieran el uno al otro.

Y así, con el corazón más ligero y el espíritu renovado, volvieron a la ciudad, sabiendo que el invierno más frío podría ser soportable mientras se tuvieran el uno al otro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
The coldest winter without you (Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora