Capítulo 26

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Adamai voló tan rápido como sus pequeñas alas de dragón le permitieron. Si bien estaba bastante seguro del camino, hacia dónde quería llegar, alguna fuerza seguía despistándolo. Era aquella que había sentido la primera vez, la magia de Amalia que evitaba que invitados no deseados llegasen a su árbol.

¿Afectaría a Armand y a su grupo de la misma manera?

De ser así, aunque los alcanzase, no llegaría a tiempo.

¡Venga, déjame pasar! Clamaba mentalmente al hechizo.

Pero la delgada y sutil capa continuaba desviándolo.

¡Maldición!

Jadeante, dejó de empujar y aleteó, resoplándole humo a aquello que no podía ver.

¡Vamos, me dejaste acceder antes! ¿Cuál es tu problema ahora?

Bien, no tenía tiempo para esto.

Activando su visión de dragón, se extendió entre las corrientes de wakfu delante de él, más allá de la barrera. Era algo de lo que Grougal le había hablado, pero nunca antes lo había intentado. El wakfu de su hermano se encontraba más allá de ella e impulsó toda su energía hacia él.

La conexión duró apenas un segundo, pero fue suficiente:

¡Yugo, cuidado!

Esa simple descarga lo dejó aún más cansado y mareado. No se dio cuenta de que estaba avanzando, dando tumbos, hasta la manta del hechizo de deslizó a travez de él, en lugar de repelerlo.

Bueno, bueno, sonrió, somnoliento, esto es interesante.

Yugo sintió la advertencia de Adamai directamente en su cabeza.

Brincó donde estaba, exaltando también a Amalia:

-¡Yugo, ¿qué pasa?!

Se frotó la frente adolorida, siseando:

-Yo... no estoy seguro... La voz de Ad estalló en mi cabeza por un momento y...

-¿Qué? ¿Cómo es posible?

-Creo que es... es el vínculo que compartimos... aunque no recuerdo que lo hayamos usado antes... Quiere advertirme de algo...

-¿El qué? – jadeó ella – ¿otro ataque?

-No... no sé...

-¡Sabía que aquí los encontraría! – Ambos jadearon ante aquella voz autoritaria, y se voltearon al mismo tiempo.

-¡Armand! – clamó Amalia, al tiempo que ambos se separaban para encarar al Príncipe Sadida.

A él y al grupo de guardias que había traído.

-¿Otra vez huyendo de tus responsabilidades para ir a jugar con tu amiguito, hermana? – escupió con furia.

-¡Espera, príncipe Armand! – Yugo lo interceptó – ¡Amalia... la princesa Amalia solo estaba...!

-¡SILENCIO, MOCOSO! – rugió en respuesta, exaltándolo - ¡Nuestro pueblo está en deuda contigo, pero eso no te da derecho a entrometerte en los asuntos de la familia real!

-¡Armand – fue el turno de la princesa de encararlo – no te permitiré que le hables así a mi amigo!

-¡No estás en posición de hacer eso, Amalia! – bajó su tono un palmo y seguidamente la apuntó con un dedo acusador – ¡Tú eres tan irresponsable como él, no me sorprende que se la pasen escapando de sus obligaciones! ¿Qué será lo siguiente, huirán de nuevo del reino?

Wakfu: CollisionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora