𝐃𝐨𝐥𝐥'𝐬 𝐇𝐨𝐮𝐬𝐞 [𝐓𝐨𝐝𝐨𝐫𝐨𝐤𝐢 𝐓𝐨𝐮𝐲𝐚]

『••[𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑫𝒐𝒔]••』

[Un arma, dos tumbas]

Esa tarde Kaia salio de sus clases particulares de arte y decidió ir a visitar a su madre al Pabellón Psiquiátrico, una vez que estuvo allí le sonríe con calma...y se puso una silla a su lado.

─Me alegra verte...no creí que vendrías a verme hoy ─Rei sonríe levemente.

─Me quedaba de pasada y decidí venir a verte ─Sonríe igualmente.─Te traje algo, espero te guste

Rei sonríe y toma lo que le da su hija, era un cuadro hecho por ella y era una pintura muy bonitas de unos girasoles en un campo.

─Son muy hermosas cielo...─pone el cuadro sobre una mesa.─Gracias por traerlo

─No hay de que mamá recuerdo que dijiste que querías tener más decoraciones aquí y decidí hacerlo para ti

─Eres muy dulce cariño...─Toma su mano.─Fuyumi y Natsuo vinieron ayer por la mañana, y me dijeron que tuviste problemas con tu padre...otra vez

─Ah si eso...─acaricia su mano.─No fue nada malo en realidad, no fue algo serio

─Conozco a tu padre más de lo que me gustaría...se que no fue "nada"

─Solo discutimos porque...dice que el arte es una pérdida de tiempo y esas cosas, sabes como es y...─Se detiene antes de seguir.─Realmente fue algo tonto, pero te prometo que ya nos estamos llevando mejor...al menos más que antes

─Comprendo...quizás deberías hacerle caso, no digo que dejes de hacer pinturas pero el arte es un mundo difícil, deberías hacer otras cosas para asegurarte de tener un buen futuro ─le dedica una sonrisa.─Tu padre en el fondo quiere lo mejor para todos...

─Si supongo...

Kaia solo le da una sonrisa, sabía que sería inútil discutir con su madre y más en su estado de quiebre tan delicado que tenía, debía ser prudente aunque en el fondo sabía que las palabras de su madre eran mentira, su padre solo se preocupa por sí mismo y nadie más, podría jurar que al único que "amaba" era a Shoto por ser su producto perfecto, ella y los demás solo tomaban las migajas de ese supuesto afecto paternal.

Kaia estaba sentada en la mesa del comedor, sus manos temblaban ligeramente mientras sostenía el folleto del instituto de arte.

Había sido aceptada oficialmente y habia esperado días para encontrar el valor de hablar con su padre sobre eso, quería tomar el rumbo que quería para su vida sin importar qué.

Enji entró en la sala con su habitual aire de autoridad. Se sentó en la cabecera de la mesa, mirando a su hija con una mezcla de curiosidad y severidad.

─Papá, hay algo que necesito decirte ─dijo Kaia, tratando de mantener su voz firme.

Enji asintió, indicándole que continuara.