『••[𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑺𝒊𝒆𝒕𝒆]••』

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[Hasta luego, Número Uno]

En la penumbra de su oficina, Enji Todoroki se encontraba sentado detrás de su escritorio, rodeado de informes y papeles que parecían irrelevantes ante el peso de su dolor

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En la penumbra de su oficina, Enji Todoroki se encontraba sentado detrás de su escritorio, rodeado de informes y papeles que parecían irrelevantes ante el peso de su dolor.

En sus manos sostenía una fotografía que había encontrado en un cajón olvidado.

La imagen mostraba a Kaia, Fuyumi, Natsuo y Shoto, todos sonrientes y despreocupados, en tiempos más felices.

La foto, tomada durante unas vacaciones familiares hacía muchos años, capturaba un momento de rara tranquilidad.

Kaia, con una sonrisa brillante y ojos llenos de vida, estaba abrazada a Fuyumi. Natsuo y Shoto estaban al lado, con expresiones de alegría genuina.

Enji sintió un nudo en la garganta mientras sus ojos se posaban en el rostro de Kaia, la hija que había perdido para siempre.

El silencio de la oficina era ensordecedor, roto solo por el tictac del reloj en la pared. Sus hijos apenas hablaban con él desde el funeral.

La distancia entre ellos parecía insalvable, una brecha creada por años de decisiones erróneas y palabras hirientes.

Enji sabía que había fallado como padre, pero el dolor de perder a Kaia hacía que esa realidad fuera aún más dolorosa.

Recuerdos inundaron su mente: los primeros pasos de Kaia, su risa contagiosa, las veces que intentaba ganarse su aprobación con dibujos y proyectos escolares.

Había sido una niña tan creativa y llena de esperanza, pero él nunca había apreciado realmente sus dones.

Siempre había estado tan concentrado en sus expectativas y ambiciones que había ignorado lo que realmente importaba.

─Kaia... ─susurró, su voz quebrándose en la soledad de la oficina─Lamento tanto no haber estado ahí para ti...

Se levantó de su escritorio y caminó hacia la ventana, mirando la ciudad iluminada por las luces nocturnas.

La lluvia golpeaba suavemente contra el cristal, reflejando su estado de ánimo.

Enji sabía que nunca podría recuperar el tiempo perdido, ni arreglar todas las heridas que había causado, pero el peso de su arrepentimiento lo aplastaba.

El distanciamiento de Fuyumi, Natsuo y Shoto era otra herida abierta. Apenas intercambiaban palabras, y cuando lo hacían, eran breves y formales.

𝐃𝐨𝐥𝐥'𝐬 𝐇𝐨𝐮𝐬𝐞 [𝐓𝐨𝐝𝐨𝐫𝐨𝐤𝐢 𝐓𝐨𝐮𝐲𝐚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora