Prólogo

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Mientras estoy encima del lomo d emi dragon, miro hacia abajo, pero me mareo al instante, así que vuelvo la mirada al frente. El viento gélido cala mis manos enguantadas y hace que me tiemblen. Apenas siento la nariz, los dedos de los pies y los de las manos. Los ojos me lloran por el viento y mi cabello vuela detrás de mí.

Sé muchas cosas, siento muchas cosas, pero sorprendentemente, no tengo miedo. Me siento segura y sé que voy a recuperar aquello que me pertenece. No voy a morir, no quiero morir, así que haré todo lo que pueda para impedirlo, y si puedo, también impediré la muerte de mis amigos y la de él. No hemos llegado tan lejos para que ahora se muera alguien, no lo voy a permitir, no quiero venirme abajo con alguna pérdida, pero algo en mi interior me dice que alguien va a caer. Quiero ignorar ese pensamiento oscuro, pero no puedo, no puedo quitármelo de la cabeza.

Un silbido resuena en el cielo y sé que es él, y en menos de unos segundos, veo cómo él, a lomos de su dragon color azul marino se unen a nosotros.

—Hola, mi peque —saluda cuando llega.

—Hola —lo saludo y me sonríe, no puedo evitar devolverle la sonrisa.

—Estás muy tranquila. —Añade.

—La verdad. —Contesto.

—Bien, en una batalla, tienes que estar tranquila y con la idea de que vas a ganar. —Explica y asiento con la cabeza—. Pues si todos estamos preparados, aceleremos el ritmo, tenemos que llegar al anochecer.



Sed de sangre y venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora