NARRA MELANY
Estamos fuera del castillo, en el lado derecho del edificio, donde hay dianas en la pared de ladrillo blanco y un baúl lleno de arcos y flechas. Suelto la mano de Harlin y él apenas reacciona, caminando hacia el baúl y cogiendo un arco junto con un carcaj de flechas, luego vuelve hacia mí.
—Estoy seguro de que puedes hacerlo —dice, entregándome el arco. Lo cojo y él toma mi muñeca, levantando mi brazo para colocarme el carcaj.
—Prueba —me indica, y tomo una flecha, la coloco en la cuerda del arco y apunto. Sin embargo, la flecha vuela hasta caer al suelo, a pocos centímetros de la diana en la pared.
Qué vergüenza, acabo de hacer el ridículo. No me atrevo a mirar a Harlin.
—No pasa nada —responde tranquilizadoramente, y se posiciona detrás de mí. Toma otra flecha y coloca sus manos sobre las mías, ajustando la flecha correctamente y colocando mi postura.
Siento su cercanía detrás de mí, su presencia reconfortante y cálida me pone nerviosa. Sus manos sobre las mías son firmes pero dulces.
—Así es como debes sostener el arco, y la postura de tus pies es importante para la estabilidad —me explica suavemente, su aliento cálido rozando mi oído y me altera más de lo que estoy.
Trato de concentrarme y sigo sus instrucciones, tratando de imitar su firmeza y precisión. Esta vez, cuando suelto la flecha, vuela hacia la diana y se clava en el borde exterior.
—¡Lo has hehco! —exclama Harlin, su voz llena de entusiasmo genuino. Me giro hacia él y veo una sonrisa en su rostro, una que ilumina sus ojos castaños con una chispa de alegría.
—Gracias por tu ayuda —le digo sinceramente, mirándolo con gratitud.
Él asiente, su sonrisa suavizándose mientras me mira.
Después de un momento, Harlin rompe el silencio.
—¿Quieres intentarlo de nuevo? —me pregunta, indicando la diana con un gesto de cabeza.
Tomo otra flecha del carcaj y la coloco en el arco, asegurándome de seguir las instrucciones que me dio antes.
Esta vez, me concentro en la postura, en la forma en que sostengo el arco y la manera en que apunto. Siento la mano de Harlin sobre la mía, poniendome igual de nerviosa que antes.
Harlin da un paso y se hacerca más y ahora pueod sentir mejor su calor corporal que me reconforta y me pone nerviosa a la vez.
Suelto la flecha que vuela hacia la diana con un silbido cortando el aire y esta vez, se clava en el centro, justo en el área roja que marca la puntuación más alta. Un pequeño grito de alegría escapa de mis labios y Harlin se une a mí con una sonrisa amplia.
—¡Lo has consegido! —exclama, emocionado. —¡Eso a sido una excelente puntería!
Me siento lleno de emoción y triunfo. Mirando la flecha clavada en la diana, me siento satisfecha por haber mejorado en tan poco tiempo.
—Gracias a ti —respondo sinceramente, sintiendo una conexión especial con Harlin en este momento compartido de logro. Me pregunto si esa conexion él tambien la siente.
Lo odio, peor hay algo en él que..no sé, es extraño.
Nos quedamos un rato más practicando, entrenando entre risas y consejos útiles. Harlin es paciente y traqnuilizador, corrigiendo mis errores con amabilidad y celebrando cada pequeña mejora como si fuera un logro enorme.
Cuando el sol de mendio dia nos achicharra, bajo el arco y me seco el sudor de la frente con el dorsal d ela mano.
—¿Quiers comer algo? —Me pregunta pasandose la mano por el pelo catsaño, desordenado.
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Sed de sangre y venganza
FantasyMelany, la princesa de Lyren perdio a su padre por una guerra entre los humanos y las criaturas malignas que abundan en el reino de Lyren. La chica, con sed de venganza investiga a todas las criaturas del reino, con esperanza de encontrar algun punt...