Capítulo XII ⚔️

3 0 0
                                    

Observo cómo el hombre que me acaba de salvar la vida se levanta de encima del cuerpo del Hatchan, mientras el aura maligna de este sale y se esfuma.

El hombre, con las manos enguantadas con unos guantes negros como la noche, sujeta una espada... Mi espada, que debió encontrar a medio camino, pero la guarda en su funda. Vestido con una armadura plateada, armado hasta los dientes y con una capa negra que le cuelga desde los hombros.

Me encuentro con la mirada furiosa y preocupada de Harlin.

Lo miro sorprendida, pero me falta el aire y me duele todo. Siento cómo el aura maligna de este sitio empieza a corromperme y a hacerme más débil.

—Y decías que tenías sed —dice con voz furiosa, agachándose a mi lado.

Mi pecho sube y baja demasiado rápido y de forma exagerada. Cuando el chico me toca la clavícula, suelto un gemido de dolor y sus ojos vuelan hacia los míos.

Luego vuelve la mirada a sus dedos y sigue tocándome.

Ahora me toca los brazos; me remuevo, incómoda y con dolor. Luego me toca los antebrazos y suelto un grito que me arranca la garganta. Empiezo a llorar en silencio; el quemazón se aviva más.

Harlin me mira... ¿Es miedo lo que hay en su mirada?

No duda ni un segundo en remangarme las mangas y suspira al ver las quemaduras de mis antebrazos.

Unos gritos parecidos a los del Hatchan muerto empiezan a resonar por el bosque y Harlin gira la cabeza, en busca de una amenaza.

—Vámonos.

Pasa un brazo por debajo de mis rodillas y otro por detrás de mi espalda, y me lleva en brazos, pegándome a su pecho.

Empieza a correr por el bosque.

Siento que nos persiguen.

—Mierda, la entrada se ha vuelto a cerrar -maldice en un susurro-. Ya te vale venir aquí, Melany.

NARRA HARLIN

El rostro de la chica está enterrado en mi cuello y su respiración acelerada me acaricia la piel.

La entrada por la que me he tenido que abrir paso a rebanadas con mis dagas se ha cerrado y no podemos pasar.

Bhrak —llamo a mi dragón.

—¿Qué? ¿La has encontrado?

Sí, pero la entrada está cerrada, te necesito.

Voy para allá.

Vale, ahora solo tengo que mantener a la chica con vida y esperar a que Bhrak venga y queme todo esto para sacarnos de aquí.

Los gritos y aullidos de los Hatchan no paran de alterarme y de hacer temblar a Melany.

—Cálmate —le susurro y la miro. Tiene los ojos cerrados y la mandíbula magullada, arañada de todos los golpes que ha recibido. Por su barbilla hay líneas de sangre seca y sus labios están quebrados y manchados de sangre. Su cabello castaño claro está recogido en una trenza deshecha, con mechones fuera de la bonita trenza que era apenas hace una hora.

¿Por qué ha tenido que venir sola? ¿Por qué Arlyn no le ha impedido que viniera?

Cuando le he mirado los antebrazos, los tenía quemados por haber intentado matar al Hatchan, pero en el derecho tenía una quemadura más antigua. Eso me hace pensar que antes de que la conociéramos ya se había enfrentado a uno de ellos. Y eso no me gusta, porque las marcas de los Hatchan pueden matar. Poco a poco, a cada rato del día, pueden recordarte el dolor que sentiste al matar a uno y poco a poco ese dolor se va intensificando hasta tal punto de querer suicidarte.

Sed de sangre y venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora