Capítulo XV ⚔️

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NARRA MELANY

Sentada en uno de los sillones de la habitación de Sam, Lion me explica el supuesto plan para rescatar a mi padre.

—A ver —comienza—, tu padre lo tienen preso los Hatchan en su comarca central.

—¿Comarca central? —pregunto frunciendo el ceño.

—Sí. —contesta Brak, cruzado de brazos al lado del de ojos azules—. Es más allá del bosque oscuro. Donde entraste, no ibas mal encaminada.

—No la animes, Brak. —le regaña Harlin.

Brak se gira para mirar al chico que está recostado en el marco del ventanal que da al balcón.

—Uy, cómo te preocupas por ella, ¿no? —Con las palabras de Brak, el ambiente se vuelve tenso y puedo ver que en los ojos de mis amigos hay curiosidad y diversión.

Noto cómo el calor me inunda y va viajando hacia mis mejillas para ponerlas rojas.

—Claro que me preocupo, soy su guardia personal. —responde él con tranquilidad.

—Claro, claro. —ríe Sam, que está sentado en un sillón, enfrente mío.

—¿Continuamos? —pregunta Harlin, algo irritado.

—Claro, pero no te pongas así, comandante. —se burla Lion y el chico resopla sonorosamente—. Bueno, lo que decía, tendríamos que pasar por el bosque oscuro, lo suyo sería sobrevolarlo, pero el aura maligna no permite a los dragones cruzar.

—Joder. —respondo algo fastidiada.

—Pero cuando se llega al final del bosque, una fuerza extraña que todavía no hemos investigado, se debilita y los dragones pueden cruzar.

—¿Cómo sabéis todo eso? —pregunto.

—Porque fue tu amado el que...

—Ey, ey, ey —interviene Harlin, despegándose del marco del ventanal y da un paso hacia nosotros—. No digas cosas que no son ciertas.

Sam y Brak ríen, y Lion protesta mientras se aguanta la risa, y yo, yo como un tomate, seguro.

—Tranquilo, nadie te la va a quitar. —sigue el pelinegro. Harlin frunce el ceño y abre la boca para protestar, pero el de ojos azules no le deja y me sigue contando el plan—. Después de salir del bosque, están los senderos encenizados, allí hay más Charm que otra cosa.

—¿Charms? —Nunca lo había escuchado.

—Sí, son pequeños pero letales, pueden matarte en cuestión de segundos —explica—. Son como unos ratones, negros, sin ojos y sin cola. Son extremadamente rápidos, y si te muerden —hace un gesto de rebanarse el cuello y un sonido con la boca—, acabas muerta.

—Joder...—susurro algo asustada.

—Pero tranquila —interviene Sam—, ahí estará Harlin contigo.

—¡Bueno, ya vale! —exclama el chico y nuestros tres amigos estallan en carcajadas.

Mientras ríen exageradamente, me encuentro con los ojos verdes de Harlin, cuya tensión se disipa y es sustituida por la tranquilidad... ¿Se ha calmado porque lo he mirado? ¿Los chicos tienen razón? ¿Le gusto?

Si ese es el caso...

—Bueno, y después del sendero encenizado hay una explanada verde y preciosa donde es muy probable que te ataque una manda de orcos. —sigue Sam—, los derrotas y sigues con tu camino. Y después hay un día de viaje tranquilo hasta llegar al castillo. El castillo de los Hatchan, la boca del lobo.

Sed de sangre y venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora