EDUARDO
Han pasado unos meses, Lina debe estar por dar a luz; cuando me enteré de su embarazo quise creer que esa era la razón por la que se había quedado con el idiota, hasta que la vi en una plaza con él, comportándose como una niña y entonces entendí su punto, con él, ella puede ser infantil, con el no le da miedo quedar en ridículo, con él es completamente feliz.
Ha sido difícil no pensar en ella como aquel juguete que nunca te compraron, la frustración es inmensa, pero poco a poco ha ido desapareciendo. He conectado más con Dennis, supongo que ahora que de verdad la veo es una buena mujer y una excelente madre. Hoy me reuniré con Lina, la llame y accedió a comer conmigo.
- Hola – levanto la mirada, viéndola más hermosa que nunca, brilla con ese gran estómago.
- ¿Cómo estás? Además de hermosa claro – sonríe saludándome con un beso en la mejilla.
- A punto de explotar, pero muy bien y ¿tu?
- Mejor – sonríe sentándose – quería verte porque necesito pedirte algo.
- Lo que quieras – tomo su mano sobre la mesa y la presiono tomando valor
- Quiero pedirte perdón – hace el intento de hablar, pero lo hago antes – Esta vez en verdad, cuando nos reencontramos hace años, mi perdón, aunque fue sincero carecía de entendimiento; no era capaz de siquiera imaginarme por todo el dolor que te hice pasar
- Lalo...
- después cometí el peor error de mi vida y aun así en el fondo yo me decía que no era para tanto, estaba enojado contigo por haberme dejado con tanta facilidad.
- No fue fácil
- Lo se ahora, pero movido por ese enojo mal dirigido claro fue que regrese, sin importarme que tuvieras una familia y peor que fueras feliz – me aclaro la garganta – fui egoísta, siempre he sido egoísta. En este tiempo lo he trabajado y entendí que siempre he tenido miedo a quedarme solo, por eso no puedo dejarte ir.
- Ay Lalo – Dice llorando un poco, viendo la unión de nuestras manos – cuanto daño nos hicieron.
- Si
- Sabes que te amo y que siempre será así, lo que vivimos tu y yo es algo que no se olvida nunca, pero podemos aprender de eso – suelta mi mano, para buscar algo de su bolsa – mira
- Aun la tienes – digo mirando la pulsera que le regale hace años – creí que no.
- Hicimos una promesa – asiento – Las cosas pasan, no se si es destino o casualidad, pero pasan y muchas veces nos duele, nos preguntamos porque a nosotros... creo firmemente que es porque necesitamos pasar por eso para poder ser felices. Todos tienen su propio camino, difícil, lleno de obstáculos, dolor y felicidad; algunos se quedan en él, pero quienes podemos cruzar alcanzamos nuestra recompensa, eso que siempre hemos necesitado.
- Yo te necesito a ti – sonríe negando
- Me quieres a mí y como no hacerlo – guiña el ojo, sacándome una sonrisa - necesitas a alguien más, alguien que saque lo mejor de ti y si mi intuición no me falla, estás a punto de llegar Lalo, no retrocedas ahora.
- Ya no me interpondré entre tu y el idiota, sabe que estas aquí.
- Por dios – ríe mirando por el gran ventanal – esta en el auto, esperando y vigilando que no te pases, palabras de él.
ESTÁS LEYENDO
TE EXTRAÑO
RomanceCuando la vida te une, una y otra vez con la misma persona, es una señal ¿no? ... pero señal de que. ¿quiere decir que deben ser solo amigos? O ¿que deben aferrarse al amor? Catalina es una mujer fuerte he inteligente, que no cae en el estereotipo d...