𝚃𝙷𝚁𝙰𝙽𝙳𝚄𝙸𝙻

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Al día siguiente, los primeros rayos de sol se filtraban a través de las ventanas del palacio, llenando la habitación de Mara con una cálida luz dorada

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Al día siguiente, los primeros rayos de sol se filtraban a través de las ventanas del palacio, llenando la habitación de Mara con una cálida luz dorada. Despertó lentamente, recordando con claridad los eventos de la noche anterior. Una mezcla de emoción y nerviosismo se apoderó de ella al pensar en su próximo encuentro con el rey Thranduil y el inicio de su entrenamiento.

Se vistió rápidamente, optando por una túnica sencilla pero funcional, adecuada para el entrenamiento. Al salir de su habitación, se dirigió hacia el gran salón donde le habían dicho que el rey la esperaría. Los pasillos estaban tranquilos, apenas unos pocos elfos se movían con gracia y silencio, ocupados en sus tareas matutinas.

Cuando llegó al salón, encontró a Thranduil ya presente, conversando con su hijo Legolas y otros elfos de la corte. Al notar su llegada, el rey hizo un gesto para que se acercara. Mara caminó con paso firme, recordando mantener la compostura ante la imponente figura del monarca.

- Buenos días, joven Mara - saludó Thranduil con una ligera inclinación de cabeza. - Espero que hayas descansado bien.

- Buenos días, majestad. Sí, he descansado. Gracias por su hospitalidad - respondió Mara con una reverencia. Thranduil asintió, y con un gesto de su mano, indicó a Legolas que se acercara.

- Mi hijo será tu guía y mentor en el entrenamiento. Confío en que aprovecharás esta oportunidad para demostrar tu valía. - Legolas se acercó, su expresión serena pero curiosa. Extendió una mano hacia Mara, indicando que lo siguiera.

- Vamos, te mostraré las instalaciones de entrenamiento - dijo Legolas con una sonrisa.

Salieron del gran salón y se dirigieron a una amplia explanada al aire libre, rodeada por altos árboles y equipada con diversas áreas para practicar diferentes habilidades de combate. Había elfos entrenando con arcos, espadas y lanzas, todos ellos moviéndose con una gracia y precisión que impresionaron a Mara.

- Este es el campo de entrenamiento de nuestro reino - explicó Legolas mientras caminaban. - Aquí aprenderás las habilidades necesarias para convertirte en una guerrera elfa. Empezaremos con lo básico y avanzaremos según tu progreso. Muy bien. Empezaremos con una evaluación básica para ver en qué nivel te encuentras. Toma una espada y muéstrame lo que sabes.

Mara se acercó a una mesa cercana donde había varias espadas alineadas. Eligió una que se sentía cómoda en su mano, familiar y equilibrada. Se colocó en posición y comenzó a moverse, realizando una serie de golpes y defensas con una precisión y fluidez que reflejaban su entrenamiento previo.

Legolas observó en silencio, evaluando cada movimiento. Después de unos minutos, asintió con una leve sonrisa. Se movió con rapidez evaluándola, era joven y ese detalle la hacía una guerrera ágil. 

- Tienes una base sólida. Ahora, trabajaremos en perfeccionar tu técnica y en enseñarte nuestras estrategias de combate. - Pasaron el resto de la mañana entrenando, con Legolas guiando a Mara a través de ejercicios y corrigiendo su postura y técnica.

La luz del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora