¿𝚀𝚄𝙴 𝚂𝙾𝚈 𝙿𝙰𝚁𝙰 𝚃𝙸?

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El viento fresco del atardecer jugaba con los mechones plateados de Thranduil mientras él y Mara se detenían frente a las majestuosas cataratas que se extendían ante ellos

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El viento fresco del atardecer jugaba con los mechones plateados de Thranduil mientras él y Mara se detenían frente a las majestuosas cataratas que se extendían ante ellos. El rugido del agua al caer resonaba en el aire, llenando el ambiente con una sensación de poder y grandeza.

Thranduil miró hacia arriba, admirando la belleza natural que se desplegaba frente a ellos, sus ojos reflejando una mezcla de asombro y admiración.

- ¿No es impresionante? - dijo Thranduil, su voz llena de reverencia mientras contemplaba el espectáculo ante ellos. Mara asintió, sus ojos brillando con admiración mientras miraba las imponentes cataratas.

- Es increíble. Nunca me cansaré de verlas. - respondió Mara, su tono lleno de asombro mientras absorbía la magnitud del paisaje.

- ¿Tienes noticias de tu padre?

- No, sólo que ya acabo la guerra civil y hay paz. - bajo la mirada. - Le dijo al pueblo que había muerto, que yo he muerto de una enfermedad. - Al oírlo, Thranduil le alzó el mentón con su rostro serio. 

- Hizo lo correcto si no vas a volver. - mantuvo su mano en el rostro de la joven. - No me dijiste tu edad, Mara. 

- ¿Importa? - le miró directamente a los ojos. 

- . - sonrió levantándose y se colocó su capa oscura. 

Thranduil comenzó a caminar hacia el borde de las cataratas, con Mara siguiéndolo de cerca. El sonido ensordecedor del agua resonaba a su alrededor mientras avanzaban por el sendero rocoso.

- Tengo dos mil años. - Mara finalmente respondió, su tono lleno de resignación mientras seguía al rey. - Pero en realidad, ¿importa? - Thranduil se detuvo y se volvió hacia ella, su mirada seria pero comprensiva.

- No, no importa. - dijo con suavidad. - Pero te lo pregunté porque quiero conocerte mejor, Mara. Tu edad es solo una parte de quién eres. - Mara asintió, sintiéndose un poco más cerca del rey después de su confesión. La brisa fresca jugaba con sus cabellos mientras permanecían juntos frente al espectáculo de la naturaleza.

- ¿Qué piensas hacer ahora? - preguntó Thranduil después de un momento de silencio, su mirada buscando la de Mara. Ella suspiró, contemplando las aguas tumultuosas que se extendían ante ellos.

- Serte de utilidad, odio quedarme sin hacer nada. - continuó andando con las manos cruzadas hacia atrás. - Antes creaba las coronas de mis padres, o exploraba. 

- Un trabajo de plebeya. No es tu estilo. - se detuvo y se volvió hacia ella, curvándose a su altura. - ¿Qué quieres de verdad? - le preguntó firmemente.

- Thranduil... - él la jaló de la muñeca y con rapidez pasaron por un puente oculto dentro de las cataratas del que sólo él tenía conocimiento. - ¿Qué quiere que diga? ¿Qué quiero estar aquí, que sé lo que es ser rey y estar solo? 

La luz del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora