Capítulo 4

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                            ELARA

Ese chico, el nuevo en la escuela va a hacer mi próxima víctima, primero porque me llamo antisocial y segundo no me agrada así que haré lo posible para traerlo hacia mí y acabar con el de la manera más linda posible.

                             ***
Después de lo ocurrido en el patio con aquel chico me dirigí al sótano donde me esperaba mi victima lista para hacerme sentir bien.

Escogí a la chica de la farmacia, ella me llamó rarita hace unos días y bueno no me quedo de otra que mostrarle que tan rara soy.

Empujé la puerta del sótano y allí la pude ver amarrada con un montón de cadenas a una silla.

—Hola querida me extrañaste.—me acerqué a ella y le quité la mordaza de la boca.

—Por favor no me hagas daño.—suplicó entre lágrimas.

—No yo nunca te haría daño solo voy a jugar con tigo.

—Por favor suéltate.—dijo llorando.

—Shhh.—le puse un dedo en los labios.

La muy perra me mordió, gran mordida casi me arrancó el dedo.

—¡Maldita¡

Me dirigí a la mesa donde tengo todos mis herramientas de tortura y de una gaveta tome un rollo de gasa y me la enrollé en el dedo.

—Ahora si que vamos a jugar.—le sonreír.

Tome un cuchillo de cosina afilado que era uno de mis preferidos para hacer pequeños cortes.

—¡¡AYUDA!!—grito cuando me vio acercarme.

—Quieres que te ayude a gritar.—me burlé de ella.

Le volví a colocar la mordaza, mientras ella se movía tratando de impedirlo, porqué no soporto esa gritería.

Tome el cuchillo y se le rasgue toda la ropa dejándola completamente desnuda.

Y no me gustan las mujeres por si les entra esa duda, solo que así tengo mejor vista para trabajar con todo su cuerpo.

Con el mismo pequeño cuchillo de cosina comencé a escribir en su pierna "Vamos a jugar". Le quité la mordaza nuevamente y comenzó a gritar como loca.

Volví a la mesa donde tengo mis herramientas y tome un par de cosas necesarias como: algunos cuchillos de diferentes tamaños, un martillo, algunas cuchillas, unas piezas de jardín y clavos.

Tomé algunos clavos y comencé clavandolos en sus pies, y incrusté algunos alambres en su piel. Ella gritaba y suplicaba, lo que ya no me molesta, es como música para mis oídos.

—¿Que prefieres que use ahora el martillo o las pinzas?—le pregunté.

Ella obviamente no me respondió y me miraba con terror y miedo.

—Te hice una pregunta.—la golpeé con el martillo en la cara haciendo que el hueso de su mandíbula se rompiera.

No pudo ni gritar por el fuerte impactó, lo que hizo que me molestará más.

—No vas a responder eee.

Me acerqué con un cuchillo y lo deslicé por todo su pecho abriendo su abdomen. Tomé las pinzas y comencé a cortarle todos los órganos, y le apuñalé tantas veces como pude el corazón.

Cuándo noté que ya no respiraba me sentí satisfecha, recogí mis herramientas y la coloqué en la mesa. Quite las cadenas del cuerpo de la chica y lo arrastré hasta el horno dónde quemamos los cuerpos de nuestras presas y lo deje dentro de esté.

Prendí el horno y salí del sótano, ya era de noche, me dirigí a mi cuarto con mucho cuidado de que ninguno de los empleados me viera bañada de sangre y formará un escándalo.

Ya limpia en mi habitación me asomé a la ventana y mire lo hermosa que estaba la noche, una noche llena de oscuridad y muerte justo como me gusta a mí.

                                ***
Me levanté más temprano de lo habitual y me fui a una tienda de tecnología donde venden todo tipos de aparatos tecnológicos.

Compré un dron de última generación, el más reciente que se había estrenado y me fui al instituto.

Si ya se le compré el dron al chico insoportable, bueno de alguna manera tengo que ganarmelo.

Llegué tarde a clase de Literatura, pero me daba igual, entré en el salón sin siquiera mirar a la profesora y me senté en el fondo justo al lado de mi presa.

𝐓ú 𝐩𝐫𝐞𝐬𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐢𝐧𝐝𝐨 𝐬𝐨𝐧ó 𝐞𝐬𝐨.

Si verdad.

El me miró con mala cara, bueno era normal ayer le corté en un dedo. Puse la caja del dron a un lado.

La clase terminó rápido y ya era hora de salir cuando el se levantó de su escritorio y yo rápidamente le detuve.

—Disculpa... es que quería darte esto.—le ofrecí la caja.

El se quedó sorprendido mirando la caja como si no se lo pudiera creer.

—¿Que es esto?

—Un dron nuevo, no ves o estas ciego.—le dije alzando las cejas.

—Pero...no puedo aceptar esto.—dijo teniéndome la caja.

—¿Por que no?—pregunté con decepción.

—Este dron es muy caro, debe haber costado una fortuna.—suspiró.

—Destrocé el tuyo así que no importa cuánto aya costado solo tomalo.—intenté sonar amable.

El mirando la caja en sus manos con indecisión y asintió.

—Bueno gracias.

—De nada.—forcé una sonrisa.—Bueno como es que te llamas?

—Ethan...Ethan Calvet.—hizo una pequeña pausa.—Y tú?

—Elara Grey.—le tendí la mano.

—Un gusto entonces.

—Creo que no comenzamos de la mejor manera y bueno quiero enmendar mi error.—trate de soñar inofensiva.

—Claro, no pasa nada.

—Bueno vas a casa, nos podemos ir juntos, digo si quieres.

—Si solo que me iré con mi mejor amiga y mi hermana.

—Vale entonces.—Salimos del aula.—Bueno nos vemos después.—me despedí de el y camine a la salida.

Me recargue en el auto de Donovan esperando a que saliera junto a August cuando vi salir a Ethan acompañado.

Sus acompañantes eran las mismas chicas con las que me pelee hace unos días. El miro en mi dirección y me sonrió, y yo como buena compañera le devolví la sonrisa.

Así que esas dos son sus hermana y su mejor amiga, que bien me alegra saberlo. Tengo el plan perfecto para esos tres. Agradezco tener hermanos, no soy para nada egoísta, Donovan y August también tendrán sus presas, mataremos en equipo como los viejos tiempos. Solo tengo que ejecutar mi plan para traerlos hacia nosotros.

𝐘𝐚 𝐭𝐞𝐧𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐚𝐬 𝐩𝐫𝐞𝐬𝐚𝐬.

Si ya la tenemos...

                       


Maldición AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora