19. Nadie está a salvo.

632 65 13
                                    


El mensaje recibido por parte de Conway ha sido todo lo que necesitaba para desear quedarme en la cama. Se han implantado nuevas medidas para instruir a los alumnos y que dejen de ser unos inútiles, y entre dichas medidas se encuentra la maravillosa instrucción por tutores.

Esto consiste en que los alumnos serán instruidos en grupos muy pequeños, y cada grupo con un superior diferente. Y, evidentemente, me ha tocado participar.

Cuando llego a comisaría, me encuentro a mis polluelos entre bostezos y vasos de café.

—Kylie, Fila; estáis asignados conmigo hoy —digo mirando la PDA—. Os quiero en el garaje en diez minutos.

Me voy sin darles mucho tiempo a replicar. Yo tardo apenas cinco minutos en estar lista, así que aprovecho para bajar al garaje y fumarme un cigarro. Cierta persona se une al plan instantes después.

—¿Qué pasa, pituca? —saluda—. Te veo con ganas de instruir novatos.

Otra de esas cosas que amo de Freddy: su sarcasmo. Giro mi cabeza y me topo con esos ojos oscuros y profundos mirándome como si pudiera ver a través de mí. Como si fuera capaz de descifrar todos mis secretos con una simple mirada.

Expulso el humo del cigarro.

—Unas ganas locas, sí —continúo la broma.

Si bien Filadelfo y Kylie no son lo peor de la nueva plantilla, no me apetece patrullar con ellos todo el día. A veces pueden ser... Hiperactivos.

—¿A quien te han asignado? —me pregunta.

No puedo evitar percatarme de que lleva su chaqueta negra de cuero puesta, privándome de las vistas a los tatuajes que recorren sus brazos.

—Kylie y Filadelfo —puedo notar sus ojos darme un buen repaso. Suelto el humo del cigarro lentamente antes de volver a hablar—. ¿Y a tí?

—Joder... A mí a Navarro y a Green —dice, suspirando.

Me compadezco de Freddy, la verdad. Doy gracias a Conway por no haberme asignado al pesado de Isidoro todo el día. Se me ocurre una idea para que al comisario no se le haga cuesta arriba este turno.

—Si quieres, podemos aprovechar hoy y hacer las prácticas del helicóptero —propongo—. Así nos lo quitamos de encima y al menos este día se hace algo más ameno.

En ese momento aparecen mis polluelos, puntuales.

—Me parece bien —me dice, tirando su colilla al suelo para después pisarla—. Pues avísame luego.

—Lo haré, comisario —digo sonriendo, mientras saco el patrulla en el que vamos a ir hoy.

Tiro la colilla al suelo y me subo en el coche. Kylie se sube de copiloto y Filadelfo en uno de los asientos de atrás.

—Vamos a empezar con un patrullaje ordinario —explico—. De momento el día está tranquilo, pero no por mucho tiempo.

Salimos de comisaría y las primeras horas pasan tranquilas. Algún que otro aviso de atraco, pero nada demasiado alarmante ni fuera de lo habitual.

—Un aviso de llamada al 911: "Una pareja está teniendo una discusión bastante agitada y los vecinos están preocupados" —lee Kylie el aviso—. Podríamos ir.

—Márcamelo —pido, y miro a mi otro alumno por el retrovisor—. Avisa por radio, Fila.

—ZETA-10 acude al último aviso de 911 —informa.

Lo cierto es que esto no ha sido tan mala idea. De hecho, incluso me están siendo de utilidad. Hacen lo que les pido y no están demasiado alborotados.

A million little times [ꜰʀᴇᴅᴅʏ ᴛʀᴜᴄᴀᴢᴏ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora