29. Contradicciones.

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[POV: Freddy Trucazo]

Sé que algo va mal desde el momento en que su contestador indica que el teléfono está apagado o fuera de cobertura. Castro me persigue por el hospital mientras camino hacia la salida.

-¡Freddy! ¡Vuelve aquí, no he terminado! -me grita.

Yo sigo con el móvil en la oreja, esperando que le entre alguna de las ochocientas llamadas que hago.

-La bala está fuera de mi cuerpo, yo creo que ya hemos terminado -digo, ignorándola.

Llego a la puerta del hospital, donde me encuentro con Conway. Está apoyado en la pared, con la mirada perdida.

-¿Dónde está? -pregunto, nervioso.

-¿Dónde está quién? -responde con la voz grave y autoritaria. Se toma la molestia de mirarme.

-Olivia. Falcon -corrijo.

-¿Yo que sé donde coño está? -dice, molesto, y separa sus ojos de mí para volver a centrarlos en algún punto perdido de la calzada.

-Vi un coche parar junto a ella antes de irme -explico rápidamente-. No contesta a las llamadas.

-Estás paranoico, Trucazo. Seguramente esté ya en comisaría -saca un cigarro y me ofrece uno.

Yo lo agarro y lo prendo. Necesito calmar mi ansiedad.

-Necesito comprobar que esté bien, Conway -insisto-. En cualquier caso, y esté donde esté, debería estar aquí. Estaba herida.

Mi jefe le da una larga calada al cigarro y me mira antes de suspirar.

-De acuerdo -sin decir nada más, empieza a caminar hacia su patrulla. Yo le sigo muy de cerca.

Mi mente no se separa de la imagen del coche deteniéndose junto a ella. Del recuerdo de sus lágrimas. De la palidez de su cara. Unos golpecitos en la ventanilla me hacen volver a la realidad.

Bajo la ventanilla para darle a Castro la oportunidad de insultarme.

-Freddy, te juro que como te vayas de aquí sin dejarme siquiera... -el patrulla arranca y Conway sube la ventanilla, dejando a la doctora con la palabra en la boca.

A pesar de tener las ventanillas subidas y del chirrido de las ruedas, soy capaz de distinguir algunas de las maldiciones que grita Castro cuando Conway arranca.

-¿Qué está pasando entre Falcon y tú? -pregunta de repente Jack.

-Nada -y por la cara que pone, sé con certeza que no me cree- Nada.

-Antes estabas apunto de matar a alguien porque la estaban torturando -señala-. Y ahora estás al borde del ataque de nervios porque no sabes dónde está.

-Vamos, no me jodas -suspiro-. Es una de nosotros. Y la tengo aprecio.

-Aprecio... Joder -dice él-. Yo no voy a ser el que haga nada para evitarlo, pero piensa lo que haces, Trucazo. Sabes que cuando te involucras con alguien lo usan en tu contra.

-Sé lo que hago -aseguro.

-Eso espero -contesta.

Y sé lo que significa eso. Hasta ahora, en ka CIA solo habían tenido a mi hijo para mantenerme a raya. En cuanto se enteren de algún mínimo lazo afectivo con otra persona, tendrán otro arma contra mí.

Cuando me quiero dar cuenta, estamos en comisaría. Bajo rápidamente del coche, y lo único que hay ahora en mi cabeza es el deseo de encontrarla. Quiero entrar por esa puerta y verla hablando con un compañero. Recogiéndose el pelo. Incluso aceptaría encontrarla con Isidoro. Con tal de que esté bien.

A million little times [ꜰʀᴇᴅᴅʏ ᴛʀᴜᴄᴀᴢᴏ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora