22. Se acabó la paz.

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(Sabrina Carpenter es mi Olivia ideal jeje... ⬆️⬆️)

La luz sobre mis ojos me hace despertar. Observo a mi alrededor y me cuesta comprender la situación. Estoy en la cama de Freddy y... él está rodeándome con sus brazos. La cabeza me duele como mil demonios. Me quito su brazo de encima con cuidado de no despertarle y me pongo de pie para ir al baño. Noto mi respiración pesada y puedo escuchar mis latidos al ponerme en pie. Odio tener fiebre. Me apoyo en la pared con una mano en la cabeza cuando el dolor empieza a palpitar.

No sé en qué momento aparece frente a mí, pero noto a Freddy sujetarme de la cintura para ayudarme a mantener el equilibrio. No paso por alto que no lleva guantes en las manos.

-¿Dónde vas? -pregunta con la voz ronca.

-Iba al baño -le digo poniendo mi mano sobre una de las suyas.

-Será mejor que te acompañe -afirma, y sin soltarme la cintura me acompaña hasta la puerta del baño-. Aquí ya te dejo sola, si necesitas algo me avisas, ¿de acuerdo?

Asiento con la cabeza y entro al baño, cerrando la puerta detrás de mí. Aprovecho para darme una ducha rápida para intentar bajar la fiebre. Mientras estoy en la ducha, alguien llama a la puerta. Le animo a pasar, ya que detrás de la cortina no puede verme.

-Te dejo ropa limpia encima de la silla -dice él, y no tarda en volver a salir.

¿Por qué tiene que ser tan bueno?

Cuando salgo de la ducha me visto con la ropa que me ha dejado. Claro que tanto su camisa blanca como sus vaqueros son tres tallas más grandes que la mía. Voy a parecer Billie Eilish. Me conformo con la ropa y me la pongo. Me dejo el pelo mojado suelto para que se seque al aire.

Salgo del baño algo mejor que antes, menos mareada y más fresquita. Camino con cuidado hasta la cocina, que desprende olor a café. El combustible de mi vida. Llego a la cocina para encontrarme con Freddy unicamente con vaqueros, sin nada en la parte de arriba. Y cómo no, el efecto Freddy me tiene embobada. No puedo parar de mirarlo.

Él está agarrando unas tazas para el café, y mientras lo hace yo admiro la forma en la que se flexionan sus brazos. Me siento sobre la encimera a esperar que esté listo el café. Cuando ya tiene las tazas, se gira a mirarme y se acerca a mí. Se me corta la respiración cuando acerca una mano a mi frente para mirar mi temperatura.

-Sigues teniendo algo de fiebre -apunta. Gira sobre sí mismo y va hacia un cajón, el cuál abre y saca un blíster de pastillas.

Se acerca a mí y me indica que extienda la mano, dejando sobre mi palma una pequeña cápsula.

-Gracias -le digo con una sonrisa. Me sonríe de vuelta, pero apenas lo veo porque vuelve a girarse para activar la cafetera.

Empieza a llenar nuestros vasos de café. Cuando ya están listos, me extiende una taza.

-¿Leche? ¿Azúcar? -pregunta, dándole un sorbo al suyo.

Nunca he entendido a la gente que le gusta el café tal cual. Está tan amargo que se podría considerar un método para hacerte vomitar de forma instantánea. Y luego está beber el café hirviendo sin hacer una sola mueca.

-Azúcar está bien -le digo. Él abre un armario y saca un azucarero. Me lo extiende y yo me echo en la taza dos cucharaditas.

Remuevo el café pero espero un ratito a que se enfríe para empezar a tomarlo. Cuando me lo termino, dejo la taza a un lado y me quedo mirando a Freddy, que está mirando el móvil mientras bebe de su taza.

Me encanta su pelo así. No lleva gomina, está largo y despeinado. La cicatriz sobre su boca y esos pendientes lo hacen ver como si fuera uno de esos que se meten en problemas. Y algo me dice que en algún momento lo fue. Ahora, sin camiseta ni distracciones, tengo la oportunidad perfecta de apreciar la tinta en su piel. Los tatuajes también llegan a su torso y espalda, y definitivamente son mi perdición. Además, sus brazos...

A million little times [ꜰʀᴇᴅᴅʏ ᴛʀᴜᴄᴀᴢᴏ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora